El 14 de diciembre se registró un eclipse de sol que pudo verse en Argentina y Chile, pero tuvo un rebote en La Casa Blanca, y alrededores, hasta salpicó esa oscuridad a la embajada de México en EU; mientras, no tan lejos, en Delaware, si brilló el sol en su esplendor. Donald Trump pensó que tenía en el bolsillo el triunfo electoral; en medio de la pandemia no dejó de hacer rallies llenos de gente de llamar a su contricante como “Sleepy Joe”, pero los números no le dieron, sólo escuchaba lo que se repetía en silencio, lo que escribía en su medio favorito el Twitter “Que había ganado y las elecciones fueron un fraude”.
Fue por eso que cuando hace unos días el fiscal Willam Barr acudió a la Oficina Oval para informarle al presidente que no había pruebas de ilegalidad en las elecciones, provocó el enojo de Trump. Barr había firmado su sentencia y sus días como fiscal estaban contados y este lunes se hizo oficial y se adelantó al presentar su renuncia.
Justamente el 13 de diciembre del 2000, luego de que la Suprema Corte ratificara el triunfo de George Bush sobre el demócrata Al Gore, éste señaló que había llegado el momento de dejar de lado la fuerte disputa de las últimas semanas y comenzar a trabajar por el país. A partir de ahora, dijo Gore, Estados Unidos debe mostrar su unidad en torno al presidente electo George W. Bush, nadie recuerda a Gore como un “looser” por aceptar su derrota; al contrario.
Veinte años después, Trump tiene esa oportunidad de conceder la elección y no veo que lo haga esta “eclipsado” con una derrota que no reconoce sin saber que ha lastimado a la democracia, y justo Biden después de que el Colegio Electoral ratificara su triunfo fue menos moderado y si le reprochó: “Es una posición tan extrema que nunca antes la habíamos visto. Una posición con la que se ha negado a respetar la voluntad popular, se ha negado a respetar el estado de derecho y se ha negado a honrar nuestra Constitución".
La negación de Trump lo ha dejado más solo: Melania hace planes para mudarse a su casa en Florida; su yerno favorito podría encontrar en Israel su siguiente parada política, mientras que su partido, el Republicano, estará más ocupado en recuperar poder que en apoyar al también empresario.
Nuevas pistas.- Martha Bárcena también sufrió el efecto del eclipse al anunciar en una reunión vía zoom que dejará la embajada. La otra versión pesa más: su no tan buena relación y química con el canciller Ebrard. Es una lástima, se va una mujer con 43 años de experiencia diplomática y que tiene buenos lazos con la “speaker” Nancy Pelosi, así como con varios demócratas, en un momento en que se tendrán que re-definir las relaciones entre el gobierno de México con el equipo Biden.