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EL NUEVO OSCURANTISMO Y LA TRANSPARENCIA

EL NUEVO OSCURANTISMO Y LA TRANSPARENCIA

Columnas miércoles 12 de octubre de 2022 -


Por: Ligia C. González Lozano

Uno de los miedos natos de las personas en sociedad, es ser descubiertas cuando han hecho algo que es incorrecto o que, siendo correcto, creen que para los demás no es aceptable o merecerá una fuerte crítica; entonces, casi por un instinto de conservación social, se doma el temor a través de la manipulación de la realidad y se crea una verdad paralela, aquella que conviene que sea conocida, que no será objeto de censura o que incluso, hasta podrá ser aplaudida. Este es el comienzo de la oscuridad interior que debiera hacer mella en la conciencia bien educada puesto que, también roba luz al entorno que fue tergiversado con la mentira.

Es paradójico que, en la época de las comunicaciones, imágenes y videos que develan hasta lo que no queremos que sea conocido de nuestras personas, época de la informática y del descubrimiento de los detalles planetarios a millones de años luz y en que, aparentemente todo se sabe, estamos menos informados de la verdad que nunca, quizá porque todos apostamos a no ser descubiertos, o porque estamos convencidos de que tenemos derecho a que no se sepa nuestro actuar nítidamente, o porque hay un pacto social en que asumimos que, como diría un famoso médico ficticio, “todos mienten”; pareciera que jugamos a escuchar medias verdades que reinterpretamos y que publicamos a nuestra conveniencia, e incluso a demeritar y tachar de ilusas e inocentes a las personas que respetan la autenticidad. En este panorama es difícil afirmar objetiva y contundentemente que conocemos íntegramente la realidad de las cosas, y entonces, parafraseando a otro gran personaje de la historia, cada porción de verdad que perdemos es un pedazo de libertad que sacrificamos porque, la verdad nos hará libres y la mentira nos hará esclavos.

Este oscurantismo en que se pretenden ocultar los hechos y dichos, perjudica a todos los sectores y personas, incluso a las normas mismas, sean formales o éticas, porque impiden su correcta aplicación, trayendo como consecuencia, además de la pérdida de la libertad, la pérdida de la justicia.

¿Hay algún antídoto que cree la luz para combatir ese oscurecimiento de la verdad y que le dé fuerza a la libertad y a la justicia? Sería muy pretencioso tratar de dar una solución plana y única a la complejidad de situaciones que en todos los ámbitos pueden surgir como resultado del oscurantismo moderno, sin embargo, podemos intentar dar el primer paso en el sector privado empresarial, profesional y gremial, a través del uso extendido del valor de la transparencia y sus elementos.

Tomando como punto de partida lo establecido en el artículo 6 constitucional que menciona: “toda persona tiene derecho al libre acceso a información plural y oportuna, así como a buscar, recibir y difundir información e ideas de toda índole por cualquier medio de expresión” y que, a su vez, el artículo 2, fracción VII de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública dice que, un objetivo de la ley es “promover, fomentar y difundir la cultura de la transparencia …, así como la rendición de cuentas, a través del establecimiento de políticas públicas y mecanismos que garanticen la publicidad de información oportuna, verificable, comprensible, actualizada y completa, …”, podríamos dar recomendaciones de cómo debe funcionar la transparencia en otros sectores. Si bien son normas que aplican a la información pública gubernamental, es cierto que pretenden que las autoridades nos digan la verdad, y con ello, podemos democráticamente tomar decisiones y calificar la eficiencia y eficacia del quehacer público. En dicho sentido, sin prejuzgar sobre el cumplimiento o incumplimiento del Estado a esta obligación, podríamos trasladar estos conceptos legales formales a los comportamientos y reglas suaves (softlaw) de las personas privadas, sin tener que inventar el hilo negro, y con ello tener estándares similares de transparencia y rendición de cuentas, sin olvidar que los particulares no tienen la obligación de comunicar todo a todo el mundo sino solo a quienes tienen derecho a saber:

A) Toda persona, física o jurídica deberá ser transparente, en su actuar y en toda la información que comparta voluntariamente o que deba compartir por ley, con la finalidad de que los receptores, puedan tomar decisiones libres e informadas.
B) La transparencia implica no esconder, no manipular y no cercenar la información.
C) La transparencia obliga también a que la verdad sea oportuna
D) La transparencia requiere que la información sea verificable y comprensible
E) En caso de reservarse legítimamente información, sea para evitar daños a la persona misma, a terceros, o bien, para proteger la confidencialidad de la información que le sea relevante, deberá de realizarse dicha reserva i) de buena fe, ii) de manera proporcional a los requerimientos de los propios intereses y iii) cuidando que la reserva no cause una interpretación falsa de la realidad.
F) Es encomiable que se reconozca de manera relevante, se proteja y no sea sujeta de escarnio, aquella persona que se conduce con integridad en la información que revela a terceros.

Aplicando estas sencillas reglas a nuestro comportamiento ordinario dentro del sector productivo, estaremos creando confianza, con un valor objetivo y calculable a nivel empresarial, profesional y gremial, pero también social. La información transparente que entreguemos a terceros ayudará a que puedan tomar decisiones sin recelo, es decir, libremente, y eso tiene como resultado el que se evite un beneficio indebido para alguna de las partes, consecuencia de la manipulación, lo cual también se traduce en justicia de la relación.

Con estos pequeños ajustes cotidianos que se convertirán en principios de comportamiento, es tiempo de terminar con el oscurantismo moderno, que demos final a la contradicción resultante de la época de la información infinita pero opaca, es tiempo de hablar con transparencia y verdad en todos los niveles y foros sin que tengamos vergüenza de hacerlo; es tiempo de sentirnos libres.

“Artículo Sexto” es una iniciativa de opinión de especialistas en materia de transparencia, acceso a la información, protección de datos personales, archivo y rendición de cuentas, promovida por Laura L. Enríquez (@lauraenriquezr). Las opiniones y voces de estos especialistas son a título personal, y su objetivo es promover la cultura de la transparencia en el país. ¡Hagamos lo que nos corresponde!

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