Es triste saber que hay casos en México de gente que está en prisión, víctimas del atropello, el abuso, la ignorancia, el chantaje y la pobreza. No es ninguna novedad ni secreto. Grave drama social que cuestiona la impartición de justicia. Evidencía la existencia de gente sin escrúpulos, mal intencionada. Por venganza o por negocio destruyen vidas humanas, familias completas.
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha mostrado sensibilidad para reconocer y tratar de resolver problemas y vicios del Poder Judicial.
Principal promotor de reforma judicial constitucional. Ya tiene el visto bueno de diputados federales y senadores. Faltan los congresos locales. La finalidad es reforzar la lucha contra la corrupción, el nepotismo. Evitar componendas y solapamiento, males que aún no han sido extirpados.
En su segundo informe como presidente de la Corte, el ministro presidente Arturo Zaldívar incluyó en su mensaje el drama de aquellos a los que les han fabricado delitos y están encerrados. Ahí, con su inocencia, la Navidad.
De acuerdo con palabras del ministro, son personas pobres las que cumplen una condena por lo que no han hecho. Para quitarles lo poco que tienen o porque por alguna lucha social afectaban intereses poderosos. Simplemente por venganza o por capricho de quienes gozan con lastimar al prójimo. También, existen los que pretenden sacarle provecho económico a estos episodios. No están acostumbrados a trabajar y persiguen patrimonios de sus víctimas.
¿Qué ha dicho el ministro presidente Arturo Zaldívar?
“En este país no habrá justicia mientras las cárceles sigan repletas de personas pobres a quienes fabrican delitos. No habrá justicia mientras los más olvidados de este país no tengan una defensa de calidad. No habrá justicia mientras sus vidas sean desechables para la maquinaria de procuración e impartición de justicia”.
De ahí, el compromiso del ministro presidente de seguir trabajando todos los días por todas esas personas, por el respeto irrestricto a sus derechos humanos y por el respeto al debido proceso.
Tendría que encontrarse la forma de reparar el daño y asegurarse de que ningún inocente más sea encarcelado.
Bienvenida la reforma constitucional que va por más justicia y por los ajustes a leyes secundarias para apuntalarla. La tarea es compleja, sobre todo por las inercias y resistencias. Intereses enraizados. Se pueden vencer si siguen por ese camino y de la mano los tres poderes: el Judicial, el Legislativo y el Ejecutivo.
Sin embargo, el perfeccionamiento de leyes es insuficiente, también juegan un papel clave la actitud, preparación, comportamiento y ética de juzgadores, para que con verticalidad y honestidad no se dejen sorprender por quienes todavía creen que el Poder Judicial puede estar a su servicio. Hay muchos juristas, la mayoría, que actúan conforme a Derecho, con estricto apego a la ley, con base en pruebas y no inventos.
En lo inmediato, se espera que legislaturas locales hagan lo correcto, aprueben la reforma para seguir por el camino que lleva a vencer la perversidad que lastima inocentes.