“No temo a los ordenadores; lo que temo es quedarme sin ellos”: Isaac Asimov
Hace una semana, la empresa consultora y de investigación de las tecnologías de la información Gartner, con sede en Stamford, Connecticut, Estados Unidos, dio a conocer su más reciente encuesta sobre trabajo híbrido o a distancia, donde sobresale el dato de que más del 95 por ciento de las relaciones laborales se desplegarán en plataformas nativas de la nube para 2025, a nivel mundial.
Dicho avance de estos modelos de empleo, que experimentamos tras la pandemia, permite ver hacia dónde se encamina la humanidad y los retos de seguridad a los que es necesario poner atención.
Estábamos tan acostumbrados a trabajar de forma presencial y dejar la ciberseguridad en manos de nuestros empleadores, que ahora que el Covi-19 disparó el uso del cloud, toda actividad a través de la red nos pone en alerta por las prevenciones que debemos tomar, tanto en casa al hacer nuestras tareas del trabajo, como por parte de las compañías para proteger sus datos e información.
La seguridad en la nube debe centrarse en todos los procesos de aseguramiento de la infraestructura, las aplicaciones que se usan, las plataformas donde compartimos contenido y los datos en línea; sin importar, el tamaño de la empresa, además de que los clientes deben asegurarse de que el hardware y redes finales estén protegidas.
Antes la informática de la nube era vista como un lujo o un apoyo casual, pero en estos momentos ya es una necesidad por las nuevas dinámicas, y se debe garantizar que los usuarios conozcan quién es la persona que quiere acceder a sus datos, qué hacen con la información e incluso cómo la manejan para evitar vulnerabilidades.
En esta nueva vida laboral que enfrentamos, ambos, tanto patrones como trabajadores deben hacer un esfuerzo compartido por adaptarse de la mejor manera. Por un lado, el proveedor debe asegurarse de que cuenta con la protección debida y el apoyo especializado necesario para hacer frente a cualquier eventualidad; mientras que los usuarios, deben ser más abiertos a capacitarse y educarse en la realidad virtual que nos acecha, para que su experiencia con la nube no derive en martirio.
El trabajador también debe ser responsable de cómo utiliza los recursos que le da la empresa, cuidar sus claves de acceso y evitar el pirateo informático lo más posible. Ya que de esta manera se evita el acceso no autorizado a información confidencial. La misma encuesta de Gartner señala que nueve de cada 10 fallas de seguridad en la nube son culpa de los empleados por exceso de confianza al navegar en la red o revisar sin filtrar sus correos electrónicos.
Por tales situaciones, es que en México estamos rezagados en la implementación de la nube como tecnología auxiliar en el campo laboral. Sin embargo, pese a esa lentitud, las empresas están apostando por el fomento a la ciberseguridad.
Mientras tanto esperaremos.
Ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones por la UAM.