La Cuarta Transformación tiene una cita con la ratificación del proyecto encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el 2024. Y lo que más le duele a la oposición, es que quien encabeza las preferencias es alguien que representa íntegramente al Obradorismo y que, además, es mujer: Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la CDMX.
Desde la cosmovisión conservadora, esto es algo inconcebible y se sienten obligados a impedirlo. Los números no les dan, lo saben y actúan en consecuencia. Tratan de desprestigiar a Claudia al igual que como lo hicieron en las primeras elecciones con el Presidente.
Así de inconcebible era que un hombre honesto y humilde llegara a ser presidente de México, y menos aún con ideología humanista y de izquierda; sin embargo, llegó y sentó las bases para que la vida pública en nuestro país se transforme. Una transformación revolucionaria, pero pacífica; dándole más al pobre, sin descuidar al rico, pero sin la voracidad de la oligarquía política y económica. Decretando la separación del poder económico del poder político.
Ahora, observan con temor, coraje y desesperación, que sus peores miedos están por ocurrir. Pero lo que a ellos les causa pánico, es esperanza y alegría para la mayoría de la gente. Por primera vez, las mujeres ven cómo van ocupando el lugar que les corresponde en la vida política y saben que es posible que una mujer asuma la mayor responsabilidad del país, la presidencia de la República.
Por ello, la élite conservadora está haciendo todo lo posible para cerrarle el paso a Claudia Sheinbaum, desde todas las trincheras disponibles y con todos los recursos a su alcance.
Una de estas estrategias, recomendada por Carlos Alazraki, es mentir, mentir y volver a mentir. Tratando de que una mentira se convierta en verdad y al mismo tiempo, distraer y ocupar los esfuerzos de la jefa de Gobierno en desmentir y aclarar tales falsedades. Hay mentiras simples y llanas; pero hay otras más elaboradas, disfrazadas de periodismo de investigación y artículos de opinión.
También, con la manipulación de encuestas intentan generar la falsa impresión de que Claudia va en caída libre y con ello, tratar de que sus seguidores busquen refugio en otros brazos de la 4T o incluso en la oposición. Con estas mismas encuestas “cuchareadas” (diría el Presidente), se busca posicionar a otras “corcholatas”, que a los ojos conservadores, no parecen peligrosas a sus intereses.
Este mismo instrumento estadístico, les sirve para tratar de causarle a Sheinbaum un daño indirecto, bombardeando la percepción de aprobación de Morena en la CDMX, para intentar hacer creer que la Ciudad está en riesgo, que se va a perder en el 2024, y con ello, pasarle la factura a su gobernante.
Adicionalmente, tienen la estrategia legaloide de evitar que la jefa de Gobierno pueda registrarse como candidata, a partir de una lluvia de denuncias y quejas infundadas (que solo se ven en ella y no en las demás “corcholatas”), relacionadas con supuestos actos anticipados de campaña y reiteradas violaciones a la legislación electoral. Así, tratarán de incidir para que la Sala Especializada del TEPJF, determine que no cuenta con un “modo honesto de vivir”, requisito sin el cual nadie puede ser candidato.
El camino de Claudia hasta la silla presidencial, es un camino lleno de obstáculos y guerra sucia; pero, también está lleno de solidaridad, legitimidad y fuerza social. No está sola y lo sabe. El corazón del Presidente y de millones de
[email protected] están con ella.
ENTRE GITANOS.
Los diputados panistas del Congreso de la CDMX vieron frustrados sus planes de acusar CAOS durante el cierre de la Línea 1 del Metro. El operativo de apoyo y las alternativas de movilidad pasaron la prueba sin mayores percances y ahora los conservadores cambian de estrategia, pasando de la teoría del caos a un burdo intento de posicionar en la ciudadanía la idea de afectaciones de dinero, tiempo y seguridad, en los usuarios. El chiste es atacar, aunque dejen trozos de credibilidad en el camino.
*Especialista en Ciencia Política y Gobierno.