Columnas
El paradigma de la neurodiversidad es una perspectiva que considera que las diferencias en el funcionamiento cerebral y en la forma en que las personas procesan información son una parte natural de la diversidad humana. Este enfoque enfatiza que las personas con condiciones neurológicas o psiquiátricas, no tienen un déficit o una enfermedad, sino que simplemente tienen cerebros que funcionan de manera diferente. En ese sentido, este tipo de condiciones se identifican como neurodivergencias.
Las neurodivergencias se refieren a las condiciones neurológicas o psiquiátricas que se desvían de lo que se considera "normal" en términos de funcionamiento cerebral. Estas condiciones pueden incluir: Trastorno del espectro autista (TEA), Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), Dislexia, Discalculia (dificultad para procesar números y realizar cálculos matemáticos), Disgrafía (dificultad para escribir y producir textos escritos), Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), Trastorno bipolar, o Esquizofrenia, entre otras condiciones.
El trastorno del espectro autista se considera una neurodivergencia porque las personas con TEA tienen cerebros que procesan información de manera diferente. Esto puede manifestarse en dificultades con la comunicación social, la interacción con otros, y la flexibilidad en la rutina y los intereses. Sin embargo, las personas con TEA también pueden tener habilidades y fortalezas únicas, como la atención al detalle, la capacidad para analizar patrones y la creatividad.
El término "síndrome de Asperger" se utilizó en el pasado para describir a las personas con autismo que no tenían retraso en el desarrollo del lenguaje. Sin embargo, en 2013, el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) eliminó ese diagnóstico y lo incluyó dentro del espectro autista. Esto se debió a que se reconoció que el “Asperger” no era una condición distinta del autismo, sino una parte del espectro autista.
Además, algunos miembros de la comunidad autista han expresado que el término "síndrome de Asperger" puede ser problemático porque se asocia con la idea de que algunas personas con autismo son "mejores" o "más capaces" que otra. En su lugar, se prefiere utilizar el término "trastorno del espectro autista" (TEA) para describir a todas las personas que se encuentran dentro de dicho espectro.
También se debe ser cuidadoso con la idea del uso de “grados” o “niveles” dentro del espectro autista, pues esta noción termina generando etiquetas que pueden provocar confusión o una mala comprensión. Una persona no tiene un “nivel” en el espectro propiamente, sino que, en distintos momentos, puede llegar a requerir distintos niveles de apoyo.
Flor de Loto: El paradigma de la neurodiversidad enfatiza la importancia de aceptar y valorar las diferencias en el funcionamiento cerebral y en la forma en que las personas procesan información. Las neurodivergencias, incluyendo el TEA, son una parte natural de la diversidad humana y deben ser respetadas.