Entre sobresaltos transcurrió el primer año de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien este domingo rendirá su informe del estado que guarda la nación, y aunque a través de breve spots con la entrada de “no es por presumir”, en el tema de seguridad el primer mandatario queda a deber a los mexicanos, dado que ninguna estrategia le ha funcionado.
Apenas en el municipio de Coatzacoalcos, Veracruz,
un grupo criminal ejecutó a 28 personas en un bar donde departían sin imaginarse que serían ejecutados por lo que a nivel Gobierno federal llaman “pueblo bueno”.
¿En este sentido qué mensaje va a ofrecernos el
Presidente López Obrador? De nuevo va a culpar al fiscal del estado Jorge Winckler de ser el responsable del multihomicidio porque según el gobernador de la entidad, Cuitláhuac García, dejó libre a un peligroso delincuente apodado La Loca, a quien se acusa de la matazón de comensales, trabajadores y bailarinas.
Independientemente de la tragedia en Coatzacoalcos, la delincuencia organizada no para de enviar mensajes al gobierno lopezobradorista de que no le interesa
sentarse a platicar con los funcionarios encargados de la seguridad, quieren, como lo ha demostrado todos los días, ser amos y señores del crimen y de las principales plazas donde se distribuye todo tipo de drogas.
Unos días atrás Michoacán fue escenario de una
grotesca muestra de poder de los capos de la droga al ahorcar y dejar colgados los cuerpos de casi una decena de personas en un puente peatonal. Esas escenas son cotidianas, dan la vuelta al mundo y demuestran que el Gobierno federal, el de la cuarta transformación, ha fracasado en lo más importante que exige cualquier ser humano: la integridad de su vida y la de sus familias.
En este aspecto no hay nada que presumir, por lo
que en congruencia con la realidad esperamos del Presidente López Obrador un discurso sobrio, objetivo, sin demagogia y sin cifras que difieren mucho de lo que estamos viviendo.
No importa la popularidad con la que llegue a su
primer año de administración, lo trascendental es que nos sintamos representados por un verdadero estadista, que nos sintamos seguros de que nadie atentará contra nuestra vida si deseamos ir a tomar un café en un lugar público, que nos sintamos confiados en que si ya se militarizó el país los militares cuidarán de nosotros.
Lamentablemente las escenas que a través de los
medios electrónicos y de las redes sociales observamos es que ni los integrantes de la Guardia Nacional pueden cuidarse a sí mismos porque tienen órdenes de dejarse vejar por los pobladores que se dedican a actos ilícitos.
Es tiempo de que el primer mandatario haga un
alto en este tema y reconozca que si pierde la guerra contra la delincuencia también perderá la confianza de los mexicanos sean o no sus seguidores.
•Egresada de la escuela de PCSG. Exdiputada
constituyente. Defensora de los animales y fundadora
de "Ángeles Abandonados".