Guanajuato, el estado más inseguro del país, bajo el mando del panista Diego Sinhué, quien lejos de atacar la delincuencia se alía con la inseguridad, con cargo a la sociedad de la entidad, ahora abre su capacitación para sicarios.
La violencia es un negocio de los fabricantes de armas y de los laboratorios farmacéuticos, unos por razones obvia y los otros, porque habiendo heridos, aislamiento, depresión, ansiedad, equipo médico, etc., requieren de sus productos, la violencia los lleva implícita en su práctica, que tiene dividendos.
Románticamente se decía que en las guerras nadie gana, todo lo contrario, la guerra es una gran industria, con dividendos y hasta monopolios trabajando.
En el municipio de Purísima del Rincón, Guanajuato, gobernado por el presidente municipal panista Roberto García Urbano, se creó una capacitación a los estudiantes de una secundaria para usar armas de fuego, en lugar de cursos de plomería, carpintería, derechos humanos, etc.
Los panistas siempre se han pronunciado por la vida, su añeja consigna de prohibir el aborto sigue siendo una bandera, junto con otros tabús; sin embargo, en los hechos propician la muerte. El sexenio de Felipe Calderón lo demuestra, donde murieron más mexicanos que nunca producto del “daño colateral” de una guerra que dio muchos dividendos a los fabricantes de armas y a los laboratorios farmacéuticos, la mayoría empresas transnacionales, con las que los panistas suelen hacer negocios.
La Secundaria Técnica Número 54 “Mariano Matamoros”, se convirtió en campo de entrenamiento con el nombre del “rally de prevención del delito”. La violencia propicia violencia, y en realidad lo que se está preparando es la capacitación de sicarios, porque, de seguir gobernado ese partido, el futuro de los jóvenes de estratos socioeconómicos vulnerables no tienen otra alternativa de trabajo y ya saldrían entrenados para continuar con la capacitación para matar.
Pero la enseñanza que se llevó a cabo en esa secundaria no terminaba en el uso de las armas sino en conocer el uso de los sistemas de emergencia, como el 911 y evitar el consumo de drogas. Es decir, una especie de curso de verano para jóvenes guanajuatenses con vocación de sicarios.
Los policías del municipio les daban a sopesar las armas para que las conocieran mejor, “para que vean cómo se siente” tener en sus manos una escuadra. Nunca dijeron cuál era el objetivo de esta capacitación en el estado más inseguro del país.
La impartición de tema importante conocimiento nunca fue consultada con los padres, ya que se trataba de menores de edad, y no era para una invitación a la lectura. Se tiene la costumbre que al terminar la secundaria el estudiante debe tener un oficio aprendido por si no puede continuar con sus estudios o bien, debe costeárselos él mismo, y en Guanajuato, presentan esta posibilidad los panistas.