Por José García Sánchez
La urgente necesidad de la oposición partidista por tener mayoría en el Congreso no sólo tiene como objetivo evitar que se aprueben las iniciativas del Presidente y Morena, hay mucho más. Fue muy extraño que ningún partido de oposición le dedicara tiempo o dinero a su reconstrucción después de una derrota electoral sin precedente.
Lo que sucede, es que la crisis interna de esos partidos permitiría mantener abierta las puertas de su militancia y de sus candidaturas a cualquiera que quisiera estar en la política, sin importar ideología o pasado, por oscuro que éste fuera.
Para crear un golpe de Estado suave, pero efectivo, al estilo de Brasil con Lula y de Dilma, era necesario tener hoyos en la estructura partidista como queso gruyere para que entren quienes operan y financian este tipo de acciones. La desesperación de los partidos de oposición por ganar los espacios en el Congreso no tiene su origen en la creación de equilibrios sino puentes para un juicio político contra Andrés Manuel López Obrador, a quien no quieren ni un minuto más al frente del país.
La retórica de Gilberto Lozano, no es gratuita si bien es radical tiene sustento en esa parte de la escena política del país que quiere descarrilar el gobierno. La única fuerza de Frena radica en el discurso de Lozano. Ni un minuto más de gobierno de Morena, exigen, y no quieren esperarse hasta 2024, a pesar de la insistencia del Presidente para que se preparen para ganar elecciones. Ellos no quieren elecciones.
Si a los partidos ahora coaligados les interesan las elecciones realmente, ya hubieran trabajado al interior de su partido para fortalecerse y contactado con bases sociales para rescatar el voto duro que se vio mermado en 2018. Lo que quieren es sumar sin ideología, sin propuestas, sin colores, sin historia, a pesar de tener más pasado que futuro.
La oposición quiere sumar miembros para crear puentes hacia el golpe suave de Estado con la única idea de derrocar a un presidente electo democráticamente, concepto que es el único que intentan utilizar para cohesionar la mayoría, a través de ese voto efímero que otorga la inconformidad per se.
Las coaliciones no sólo se concretan con otros partidos sino con grupos de poder que pueden llevarlos a sumar miembros en el Congreso para fines golpistas, de otra manera no les interesaría participar a empresarios como los que encabezan Sí por México y otros.
Esos empresarios no le apuestan a un proyecto de mediano plazo. Cada día que pasa ellos dicen que pierden aunque en realidad sólo dejan de ganar en canonjías, privilegios, impuestos, intereses, etc. Ellos no quieren equilibrios democráticos sino desequilibrios monárquicos a los que están acostumbrados y encontraron en esta oposición el camino adecuado para intentarlo.
José García Sánchez
Analista político @Josangasa3