Por Ricardo Burgos Orozco
Hace un año el Zócalo y sus alrededores en el centro de la Ciudad de México era como un pueblo abandonado. Había muy poca gente en las calles y la mayoría de los comercios permanecían cerrados. Una situación muy triste para quienes caminamos continuamente por ahí y estábamos acostumbrados al bullicio y al ir y venir de miles de personas diariamente.
El centro histórico de la capital del país está recobrando su movimiento cotidiano de antes de la pandemia y el Sistema de Trasporte Colectivo Metro no es la excepción. En la Línea 2, que va de Taxqueña a Cuatro Caminos, los trenes regresan a su número usual de pasajeros. Se observan largas filas en los andenes en estaciones como Chabacano, Pino Suárez, Zócalo, Tacuba.
Es igual ya en las otras líneas, sobre todo en la 1, de Pantitlán a Observatorio, que tradicionalmente es la más concurrida a todas horas del día y después que las autoridades capitalinas anunciaron que estamos en semáforo epidemiológico en amarillo, con menos fallecimientos y la reducción sustancial de hospitalizaciones por el Covid-19.
El personal de vigilancia y protección civil ya batalla nuevamente para ordenar la entrada y salida de usuarios de los trenes: “antes de entrar, deje salir”, se escucha a lo largo de los pasillos. Vuelve el caos mañanero y nocturno en el Metro.
Al parecer, estamos a unos días de llegar al semáforo verde y es inminente el regreso a clases presenciales cuando menos en educación básica: jardín de niños, primaria, secundaria y educación especial. Aunque se informa que el regreso será voluntario y escalonado, nuevamente se volverá a saturar todo el transporte, no sólo el Metro: trolebuses, Metrobús, tren ligero, peseras, taxis.
Pese a los graves acontecimientos de este año -- el incendio en el puesto central de control número 1 y el desplome del tren en la Línea 12 – los viajeros cotidianos del Sistema de Transporte Colectivo siguen considerando al Metro como el transporte más seguro de la ciudad.
Sin embargo, un conductor del Metro con muchos años de experiencia me confirmó lo que di a conocer en este espacio y después se publicó en un periódico de la Ciudad de México: los reguladores del servicio están trabajando con fichas de dominó y grupos de whatsapp para llevar el control de los trenes debido a que no funcionan los tableros electrónicos.
Esa es la razón por la cual se ha reducido el intervalo de llegada de cada tren en las estaciones hasta por nueve minutos, para evitar un posible alcance entre ellos, comentó.
También me dijo que la cantidad de pasajeros ya está regresando a las cifras que se tenían hasta antes de la pandemia y eso es un riesgo porque puede presentarse otro accidente en algún otro sitio de la ruta. Además, sigue sin haber el mantenimiento adecuado porque para ello se requiere un presupuesto muy alto y el Sistema de Transporte Colectivo no cuenta con ello.
En semáforo epidemiológico amarillo, casi en verde en la Ciudad de México, el reto para los trabajadores del Metro es dar un servicio eficiente a más de seis millones de usuarios diariamente con los cada vez más pocos y limitados recursos que les han dejado las malas administraciones.
Imagen: Especial