SERGIO GONZÁLEZ
En menos de 60 días estará iniciando la jornada electoral más compleja de la historia del INE y del país. Ese domingo cívico, la mayoría de nosotros nos levantaremos con la extraordinaria y apasionante obligación de tomar la decisión política más importante de nuestras vidas y quizá, de esta generación entera: pronunciarnos por la cámara de diputados y el país que queremos dibujando en la boleta la idea del futuro de la democracia que abrazamos.
Al cruzar el emblema de nuestra predilección, las y los electores lo haremos sabiendo que en realidad expresamos nuestras ansiedades y entusiasmos políticos, económicos y sociales (y hasta históricos). En efecto, en la casilla, las mexicanas y los mexicanos ejerceremos derechos consagrados como el derecho a votar, ser votado, asociarse para fines políticos, reunirnos para deliberar sobre el estado de la nación y, claro, a la libre expresión de las ideas.
Visto lo sucedido durante el curso de la pandemia, creo que este 6 de junio próximo debemos exigirnos y demandar de candidatos y candidatas el respeto al derecho a la gobernabilidad democrática, a la buena administración pública, o a un gobierno competente, como lo propone Jason Brennan en un libro extraordinario: “Contra la Democracia”, del que ya hemos comentado en estas páginas.
Como acompañante de este derecho fundamental a que el gobierno funcione y funcione bien, es decir, a tiempo y dentro de un marco de actuación de integridad pública y de trato digno a todos y todas, ese domingo electoral que se acerca vertiginosamente veremos y sentiremos una exigencia general (planetaria) por el respeto, promoción y defensa del derecho a un electorado competente.
¿Qué es un electorado competente? Es el que no comete errores como el Brexit en el Reino Unido, el No en Colombia, el que llevó a la Presidencia a Chávez en Venezuela o a Trump en Estados Unidos. Es el que rechaza, condena y sanciona dentro de la ley y en la boleta, la violencia política en todas sus manifestaciones, sobre todo contra las mujeres; así como la negligencia y la ineficacia en todas sus expresiones.
Es capaz de identificar la corrupción política, el populismo social y el neoliberalismo financiero, denunciarlos y sancionarlos con los instrumentos que toda constitución moderna garantiza: la libre decisión en la urna y el activismo ciudadano que concita a votar con claridad de miras, proyecto de futuro y sentido de república.
Si los electores y electoras nos avispamos el domingo 6 de junio y votamos libremente, como anuncian los mejores augurios ¿Podremos ser ese electorado competente que el país, nuestros hijos e hijas y la propia sociedad necesitan? Tenemos el mandato de intentarlo, pero también el inmarcesible derecho de lograrlo, por el bien de México, de nuestra democracia y de futuras generaciones, que no nos van a perdonar si nos equivocamos.
#VotaEste6deJunio
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