Columnas
El brillo que hoy destella la figura de Kamala Harris no siempre fue igual de luminoso, basta recordar su etapa como responsable de “atender” el tema de la migración con México y Centro América en donde los resultados de las diversas acciones implementadas, en el mejor de los casos, dejaron la situación igual que como estaba.
El 24 de marzo de 2021 el presidente Joe Biden le encargó la tarea de “frenar la migración a nuestra frontera sur”, con acento en trabajar en combatir las causas de origen en: México, Honduras, Guatemala y El Salvador.
Tres meses después, Harris viajó con su retador encargo a los países expulsores de migrantes; México y Guatemala.
Durante su visita, aprovechó una rueda de prensa al lado del presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, para lanzar un mensaje a todas las personas que quieren cruzar la frontera sin contar con visa…” quiero ser franca a todos aquellos que se planteen emprender ese viaje tan peligroso desde esta región hacia la frontera de México-Estados Unidos: no vengan”.
El trabajo de la hoy candidata presidencial en Centroamérica llevó a la creación de grupos de trabajo sobre corrupción y tráfico de seres humanos; un programa que, en su momento, explicó, pretendía empoderar a la mujer y fondos con programas destinados a la obtención de vivienda y creación de negocios.
Sus primeros esfuerzos y políticas de gestión fueron ampliamente criticados, incluso por algunos demócratas, como torpes y contraproducentes, especialmente al mostrarse a la defensiva al cuestionarle por qué no había visitado la frontera. Algunos de sus aliados consideraron que se le había encomendado una misión sin posibilidades de ganar.
Bien vale detenernos en los primeros días del gobierno de Biden, en donde Harris desempeñó un papel que llegó a definirse como una combinación de jefa de recaudación de fondos entre los líderes empresariales y las economías de: Guatemala, Honduras y El Salvador. su intento de convencer a empresas de todo el mundo de que invirtieran en Centroamérica y crearan puestos de trabajo para los posibles migrantes tuvo cierto éxito, según reportes de analistas y estudiosos del tema.
Lo cierto es que los resultados sólo resaltaron la magnitud del abismo de oportunidades económicas entre: Estados Unidos y Centroamérica, y la manera en que las políticas creadas para reducir ese abismo podrían tardar años o incluso generaciones en dar resultados y esto más allá de quien lo dirigiera.
El número de los “cruces” migrantes de México y Centro América comenzaron a bajar por el hacer de Harris, pero aumentaron los procedentes del Caribe y el sur del Continente.
Hoy podemos concluir que, a pesar de los magros logros, Kamala Harris ha logrado catapultarse y estar por arriba en las preferencias en la carrera presidencial.
@arnc7