En esta ocasión quiero hablarles de un padecimiento tan común que suele no atenderse de forma adecuada: la migraña. Cuando digo que a veces no se atiende de forma adecuada me refiero a que muchas veces los pacientes suelen pasar por alto los síntomas confundiéndolos con simples dolores de cabeza, pero la realidad es que es mucho más que eso y necesita un tratamiento específico.
A mis pacientes siempre les explico que, aunque la migraña es una forma común y debilitante de dolor de cabeza que afecta a millones de personas en todo el mundo, se caracteriza por episodios recurrentes de dolor pulsátil y fuerte, a menudo acompañados de síntomas como náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y al sonido. Aunque sus causas exactas no están completamente comprendidas, se cree que la migraña involucra una combinación de factores genéticos, neurológicos y ambientales.
La migraña se origina en el cerebro, específicamente en el área llamada corteza cerebral. Esta área controla la percepción del dolor y regula las respuestas del sistema nervioso. Durante un episodio de migraña, se produce una activación anormal de las neuronas en esta región, desencadenando la liberación de sustancias químicas que causan inflamación y dilatación de los vasos sanguíneos en el cerebro.
Los síntomas de la migraña pueden variar, pero comúnmente incluyen un dolor pulsátil intenso en un lado de la cabeza, acompañado de molestias digestivas, como náuseas y vómitos. La sensibilidad extrema a la luz y al sonido, conocida como fotofobia y fonofobia respectivamente, también son características comunes durante un ataque de migraña. Estos síntomas pueden durar desde unas pocas horas hasta varios días, afectando significativamente la calidad de vida de quienes padecen esta condición.
Es importante saber que el tratamiento de la migraña varía según la gravedad de los síntomas y la frecuencia de los episodios. Los analgésicos de venta libre pueden proporcionar alivio para migrañas leves, mientras que, para casos más graves, se pueden recetar medicamentos específicos diseñados para tratar las migrañas. Además, algunas personas encuentran alivio a través de terapias alternativas.
Hoy se ha demostrado que son diversos los factores pueden aumentar la probabilidad de experimentar migrañas, como antecedentes familiares, cambios hormonales en mujeres, ciertos alimentos y bebidas, falta de sueño, estrés y cambios climáticos; por lo que Identificar y gestionar estos factores de riesgo puede ser fundamental para prevenir o reducir la frecuencia de los episodios.
Retomando lo anterior, quisiera recordarles que la migraña es una afección compleja que afecta significativamente la calidad de vida de quienes la padecen. La comprensión de su origen en el cerebro, así como la exploración de tratamientos y la gestión de factores de riesgo, son clave para abordar esta condición de manera efectiva. Si experimentas migrañas de forma regular, es crucial buscar la orientación de un profesional de la salud para recibir el tratamiento adecuado y mejorar tu calidad de vida.