Columnas
La transmisión del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) ha aumentado significativamente en nuestro país en los últimos años. En 2022, se registró la cifra anual más alta de personas diagnosticadas en la historia, con 17,858 casos, según un estudio de la dirección general de Análisis Legislativo del Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República.
El estudio, titulado "Situación del VIH/SIDA en México", elaborado por Juan Pablo Aguirre Quezada, muestra que entre 2018 y 2022 se reportaron cuatro de los cinco totales anuales con más casos de VIH en México. Estas cifras contrastan con periodos anteriores donde hubo disminuciones notables en la transmisión del virus.
En 2021, las entidades con mayor número de decesos por VIH/SIDA fueron Veracruz, Ciudad de México, Jalisco, Estado de México, Baja California y Chiapas. Estas cifras reflejan no solo la propagación del virus, sino también la falta de acceso a tratamientos adecuados en diversas regiones del país.
En este sentido, en lo que va de la presente legislatura del Congreso de la Unión, se han presentado nueve iniciativas en ambas cámaras que abordan el problema del VIH. Sin embargo, la efectividad de estas propuestas aún está por verse. La legislación, por sí sola, no basta para combatir esta crisis de salud pública, se necesitan institutos de salubridad más robustos y efectivos.
Y es aquí donde se marca la diferencia en las tres personas que pretenden llegar a la Presidencia de la República. Es un hecho que la persona que arribe a Palacio Nacional deberá dar continuidad a los esfuerzos de la presente administración para garantizar una atención adecuada a cada uno de los ciudadanos, con base en políticas públicas de respeto a los derechos humanos y a la transparencia de uso de los recursos públicos.
Para poner en contexto el tema, es vital considerar que el VIH ataca el sistema inmunitario, debilitando la capacidad del cuerpo para combatir otras enfermedades. De esta forma, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que, si no se trata, el VIH evoluciona al síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), la etapa final de esta enfermedad; y la consecuencia de que en México hayamos tocado el punto más alto en número de decesos.
Por otra parte, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) sostiene que el mundo puede acabar con el SIDA como amenaza para la salud pública para 2030, pero solo si se incluye plenamente a las comunidades y se les proporciona financiamiento suficiente.
En 2022, 630 mil personas murieron por causas relacionadas con el VIH/SIDA en todo el mundo. Pero al paso de los años, el número de nuevas infecciones ha disminuido a lo largo del siglo XXI. Según ONUSIDA, las nuevas infecciones por VIH se han reducido en un 59% desde el pico alcanzado en 1995. Sin embargo, el número de personas que viven con VIH ha aumentado, debido al acceso a medicamentos retrovirales y la mejora en la esperanza de vida.
Por este motivo, es imprescindible que la nueva administración federal analice con mucha seriedad este tema de salud pública, porque quizá estamos en el momento de quiebre donde podríamos superar este mal diagnóstico médico o, por el contrario, estar a la vista de aquellos Estados con mayor volumen de letalidad, ante decisiones gubernamentales fatales.
*Periodista | @JoseVictor_Rdz
Premio Nacional de Derechos Humanos 2017