“¡Sólo las máquinas, a partir de ahora, serán inevitables!”: Isaac Asimov
¿Hasta dónde la robótica será capaz de sorprendernos?
Pregunto lo anterior, debido a que en estos días en una investigación destacada de la revista Science Robotics, se dio a conocer que ingenieros de la Universidad de Northwestern, en Illinois, Estados Unidos, presentaron un robot miniatura controlado por láser de manera remota y que es capaz de manipular células y tejidos.
La miniaturización de la tecnología es un campo atractivo para la medicina, que busca en los nanobots y en componentes sub milimétricos, la solución a muchos tratamientos. En este sentido, un minúsculo cangrejo robótico que se dobla, se retuerce, se arrastra; que caminar, que girar e incluso que saltar a través de órdenes que le marcan desde un laboratorio, puede ser un hallazgo decisivo de cara al futuro.
Este diminuto amigo de medio milímetro de ancho, que parece salido de una película de ciencia ficción, puede ser la solución anhelada por doctores y especialistas de la salud, que ven en el campo de los microrobots, un sector con gran potencial en la medicina de precisión.
Actualmente, hay robots asistentes en los quirófanos para extracción de órganos, cauterización de heridas y remoción de tumores; pero, nada se compara con lo que equipos casi microscópicos podrían hacer por la salud humana en el combate del cáncer, el alzheimer o la diabetes, no desde afuera del cuerpo sino por dentro. A eso le apuntan con estos estudios en miniatura.
Al desarrollar robots más pequeños que una pulga, no tienen necesidad de alimentarse de energía a través de dispositivos eléctricos, ni cuentan con tipo alguno de batería. Sus movimientos se basan en la resistencia elástica de su estructura y en el material de aleación maleable con que pueden ser fabricados. Así, el robot recupera su forma inicial cuando se calienta y la pierde cuando se enfría, generando un movimiento que puede ser muy útil al interior del cuerpo humano.
Para crear este robot a escala pequeña, los investigadores utilizaron un rayo láser a temperaturas extremas, que calentaba rápidamente las distintas partes del cuerpo del robot para conseguir su elasticidad y flexibilidad sin límites. Un delgado revestimiento de vidrio permitió que la parte calentada se enfriara a gran velocidad y se tuviera el producto final.
El movimiento que puede alcanzar el robot es de la mitad de la longitud de su cuerpo por segundo. Hablamos de una velocidad casi imposible de conseguir a escalas tan pequeñas para otros robots, pero los investigadores de Northwestern lo consiguieron gracias a su peculiar aproximación a la ciencia de materiales, que fue por medio de los libros pop-up infantiles, esos que lucen páginas tridimensionales y desplegables a partir de estructuras de cartón troqueladas.
De ahí que, a medida que el robot pasa de una fase a otra, crea el movimiento y el láser no sólo activa a distancia el robot, sino que permite determinar su dirección.
¡Impresionante verdad! Bueno mientras tanto esperaremos a ser intervenidos por un robot de este tipo.
Ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones por la UAM.
alejandro.delvalle@octopy.com