La situación laboral de las mujeres mexicanas ante el Covid-19

En el marco de esta conmemoración es importante reflexionar sobre la

participación equitativa de las mujeres en el mercado laboral, ya que ello está altamente ligado a la autonomía, independencia y seguridad de ellas y sus familias. Resulta relevante, puesto que, de acuerdo con datos de ONU Mujeres, la participación de las mujeres en el mundo laboral tiene beneficios directos en el crecimiento económico de sus comunidades y sus familias.

En el panorama nacional encontramos que, el Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI registró que, el 40.9% de la población económicamente activa son las mujeres mexicanas. No obstante, el 53.5% de las mujeres que trabajan lo hacen en el sector informal, lo que las coloca en una situación de vulnerabilidad por los salarios bajos y la carencia o nulidad de prestaciones y mecanismos de seguridad social.

Además, es importante subrayar que, en el contexto de la crisis sanitaria que sobrellevamos se han presentado impactos diferenciados y desiguales el mercado laboral, debido a la participación de las mujeres en actividades económicas que se encuentran restringidas debido al confinamiento por la emergencia, así como la necesidad de ocuparse del trabajo doméstico no remunerado y de cuidados, por el cierre total de los centros educativos y las medidas de confinamiento. En ese sentido, un informe especial de la CEPAL estimó que, un 56,9% de las mujeres en América Latina laboran en sectores en los que se prevé un mayor efecto negativo en términos del empleo y los ingresos por causa de la pandemia, por lo que la crisis generada por la pandemia podría significar un retroceso de más de una década en los avances en materia de participación laboral.

En esta jornada que exige reflexión y análisis de la situación que sobrellevamos, reconocemos a las mujeres mexicanas, su valor, determinación y valentía para trabajar a favor de sus familias y sus comunidades, pero también sabemos las deudas que persisten en materia laboral y social. Tomar conciencia sobre la importancia de generar mayores esquemas de equidad en el trabajo no remunerado y de cuidados, así como mejores condiciones de empleo que compaginen sus dobles jornadas laborales, es el primer paso hacía un sistema más equilibrado para las mujeres y las familias mexicanas. Todos podemos contribuir a ello.