El más reciente Día de las Madres se celebró con intensidad pues se trató prácticamente del primero que se realizó ya sin el encierro de la pandemia de Covid-19 y aunque todavía en nuestro país continuamos en esta etapa y eso no se debe soslayar, la gente volvió a salir a las calles más aún en una fecha tan especial.
Sin embargo, hubo un sector de las madres que tuvieron que alzar la voz para ser escuchadas; que desde hace mucho tiempo no descansan porque siempre podrá más su voluntad por encontrar a sus hijos, vivos o muertos, extraviados desde hace tanto tiempo, pero eso no puede borrar el recuerdo y la esperanza que día con día se resiste a morir ya que es el último asidero de ellas.
Y aunque levantaron la voz en la marcha del 10 de Mayo, sus demandas no fueron escuchadas, ni siquiera su propuesta de que a la glorieta de la Palma, en la cual se sembrará un ahuehuete, se le rebautice con el nombre de la glorieta de “Las Personas Desaparecidas”, pero por toda respuesta por parte de las autoridades capitalinas, las madres en lucha vieron como las fotografías de sus seres queridos eran retiradas de donde habían sido colocadas para tener un destino incierto; pero así no se borra la falta de apoyo que diferentes instancias deberían de dar en todo momento a estas madres que el 10 de mayo ni el resto de los días del año tienen el más mínimo motivo, ya no digamos que para celebrar, sino para encontrar la tranquilidad.
Por ejemplo, el gobierno mexicano se comprometió a “implementar” las recomendaciones del Comité de la ONU Contra las Desapariciones Forzadas (CED) y a la fecha, nada de eso ha ocurrido, razón por la cual, las madres de desaparecidos, dijeron a las puertas de Palacio Nacional, sentirse decepcionadas por haber elegido en el 2018, con la confianza de que verían alguna solución y recibieron en cambio el desencanto total.
Lo que les tendrían que cumplir a las madres de desaparecidos y desaparecidas, está que se tendría que adoptar una política nacional de prevención y erradicación de las desapariciones forzadas, así como las prioridades para atender dicha política y las condiciones mínimas para que esta sea eficaz y efectiva. Igualmente es prioritario fortalecer las instituciones nacionales y los procesos de búsqueda e investigación; garantizar la coordinación sistemática y efectiva de las instituciones y remover obstáculos en la judicialización y crisis forense.
De acuerdo a los más recientes datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay aproximadamente 35.2 de millones de mujeres que son madres y muchas de ellas lo han dejado todo para buscar a sus hijos e hijas, logrando conformar alrededor de 60 colectivos para poder desplegar esta tarea que sin duda es titánica.
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