Columnas
A principio de los años noventa del siglo pasado el Necaxa (propiedad de Televisa desde 1982), bajo la presidencia de Enrique Borja, desarrolló un proyecto deportivo sólido y bien planeado. Dirigidos sucesivamente a lo largo de la década por Roberto Marcos Saporiti, Manuel Lapuente y Raúl Árias, los Rayos del Necaxa se convirtieron en el mejor equipo gracias a que mantuvieron un cuadro base estable, plagado de estrellas y cracks que dieron brillo y lustre a sus blasones. El futbol necaxista no era el más vistoso, pero sí muy efectivoy por momentos lleno de genialidad. Era una delicia ver jugar a Álex Aguinaga, Ivo Basay, Sergio “El Ratón” Zárate, Ricardo Peláez, “Nacho” Ambriz, Gerardo Esquivel, Octavio “El Picas” Becerril, Luis Hernández, Alberto García Aspe y Efraín “Cuchillo” Herrera, entre otros.
En fin, que el Necaxa, sin ser invencible ni mucho menos, sí dominaba y era el referente en las canchas nacionales: ganaron el bicampeonato en las temporadas 1994-95 y 1995-96 (último torneo largo) e Invierno 98, además de varios torneos a nivel CONCACAF.
Paralelamente a los triunfos necaxistas, su “hermano mayor” el América, atravesaba por momentos difíciles; el equipo de Coapa no levantaba por más lana que la televisora gastara;muchos refuerzos resultaron verdaderos fiascos que nada hicieron en la cancha y, salvo el breve periodo del DT holandés Leo Beenhakker, que salió antes de terminar la temporada 95-96, debido a ciertos líos con altos directivos del club, los americanistas bien poco tenían qué presumir.
En la Rumanía dizque comunista, gobernó durante muchos años, el dictador NicolaeCeausescu, para los cuates Nicolás Chauchescu, quien presa del tedio que a veces provoca el poder absoluto, un buen día decidió qué equipo de la liga rumana de futbol debía ser el campeón. Chauchescu literalmente decretó el resultado final del torneo. Le gustó el asunto,pues se sentía bien ejercer tal influencia. Lo hacía porque podía y nadie osaba contradecirlo, así lo hizo en varias ocasiones, hasta que el dictadorsuelo terminó siendo derrocado y asesinado con saña en 1989.
Yo no lo sé de cierto, sólo lo imagino: los dueños de América y Necaxa tal vez conocieron las andanzas del rumano Chauchescu y eso les dio una idea para que su equipo grande saliera del hoyo; decidieron vestir de águilas a varios elementos de los Rayos y viceversa, lo hicieron porque podían. Se dieron entonces una suerte de enroques futboleros: al “Ratón” Zárate lo pasaron a Coapa (sin que el jugador argentino estuviera de acuerdo); Ricardo Peláez estuvo primero con América, luego lo pasaron al Necaxa y cuando estaba en su mejor momento futbolístico lo regresaron al América; Zague pasó a los Rayos, a pesar de ser un jugador mil por ciento identificado como águila. El chiste era que el hermano mayor ganara a cómo diera lugar. No funcionó.
Unos años después Águilas y Rayos se enfrentaron en la final del torneo Verano 2002. En esa ocasión ganaron los de Coapa con gol de oro anotado en tiempo extra, rompiendo una larga sequía de trece años sin títulos. No hay evidencias de ello, pero muchos sospechanalgo turbio en esa final que enfrentó a dos equipos del mismo dueño. Y, aunque todo haya sido legal, las suspicacias no desaparecerán nunca. Todo esto encierra su buena moraleja, ¿cuál será? A ver qué sucede con el culebrón del León. Hasta el próximo jueves…