Columnas
@onelortiz
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El viernes 5 de abril, un suceso sin precedentes sacudió las relaciones diplomáticas entre México y Ecuador. El asalto perpetrado por fuerzas armadas ecuatorianas a la Embajada de México en Quito desencadenó una crisis que amenaza con alterar el curso de las relaciones bilaterales entre ambas naciones. Este incidente no solo representa un ataque directo a la soberanía mexicana, sino tambiénimplicaciones de índole política, económica y de seguridad nacional que deben ser abordadas con urgencia y determinación.
Se hace imperativo el retorno inmediato del personal diplomático mexicano y sus familias, así como la evacuación de ciudadanos mexicanos, que así lo deseen, que se encuentren en territorio ecuatoriano por motivos laborales, educativos o turísticos. Del mismo modo, el cuerpo diplomático ecuatoriano acreditado en México deberá abandonar el país en los próximos días.
México debe proceder de manera formal ante la Corte Internacional para presentar una demanda por la invasión militar a su embajada en Quito, exigiendo las sanciones correspondientes conforme a las disposiciones de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas. El eventual incumplimiento por parte de Ecuador ante las resoluciones de la Corte Internacional podría resultar en un deterioro de sus relaciones bilaterales con la comunidad internacional, afectando su reputación y su posición en el ámbito internacional.
El gobierno de Novoa podría enfrentarse a un aislamiento progresivo, lo que impactaría negativamente en su capacidad para establecer alianzas y participar en foros multilaterales. Este aislamiento, en un contexto de crisis global, podría tener consecuencias devastadoras, obstaculizando la cooperación internacional en temas críticos como el cambio climático, la seguridad y la salud.
Las represalias podrían extenderse a sanciones económicas, que afectarían negativamente la economía de Ecuador, reduciendo su PIB, aumentando el desempleo y afectando el bienestar de sus ciudadanos. Estas medidas podrían generar un ambiente de incertidumbre e inestabilidad económica para la frágil economía ecuatoriana.
En cuanto a la seguridad nacional, el rompimiento del orden diplomático podría conducir a un entorno global más hostil para Ecuador, dificultando la cooperación en la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado y otros desafíos de seguridad. La colaboración en materia de inteligencia y seguridad, vital para prevenir amenazas transnacionales, se vería comprometida, lo que podría poner en riesgo la estabilidad y la seguridad de la región.
El asalto a la Embajada de México en Quito y el subsiguiente rompimiento de relaciones diplomáticas entre México y Ecuador representan una grave violación del derecho internacional y un desafío para la estabilidad y la seguridad en la región. Es fundamental que ambas naciones actúen con responsabilidad y busquen soluciones diplomáticas para resolver esta crisis y restablecer la confianza y el respeto mutuo en las relaciones bilaterales. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.