El Museo del Palacio de Bellas Artes iniciará su programación de este año con la exposición Modigliani y la aventura de Montparnasse, que se enmarca en el centenario luctuoso del afamado pintor, quien falleció en 1920 a los 35 años después de ser considerado héroe de la bohemia artística. En la subasta de verano de Shotebys’s del año pasado en Inglaterra, el cuadro Joven sentado con las manos cruzadas en las rodillas (1918), fue adquirida en poco más de 20 millones de euros, aunque se había estimado que pudo haber superado los 100 millones. En 2015, el desnudo Nu couché (1918 ) se vendió en 158 millones de euros, convirtiéndose en una de las obras más caras de la historia. Nada de ese éxito económico lo tuvo en vida el artista.
Hasta ahora no se sabe si la exposición incluirá obras de otros artistas que compartieron con Modigliani las primeras décadas del siglo XX en París, cuando esta ciudad era la meca del arte moderno y vanguardista. La vida de Amedeo Modigliani está muy cerca del mito del genio incomprendido que a pesar de ser pobre es un casanova y cuyo talento es reconocido después de que muere. Esta idea, hasta cierto punto, superficial le ha dado fama mundial, pero cabe preguntar si promover el fetiche del genio maldito le ha convenido más al mercado artístico, para especular con los precios de las obras, o si sirve para que nos inquiete la situación de los artistas marginalizados por un sistema burgués a quien le importa el arte que vende y no el sufrimiento de los artistas.
Modigliani nació en el seno de una familia judía en Italia en 1884. Su madre era francesa con dotes intelectuales que lo influyeron. Su padre era un prestamista en bancarrota y uno de sus hermanos estuvo preso por simpatizar con el anarquismo. Llegó a París en 1906 y pronto se destacó en los círculos bohemios por su personalidad excéntrica y su habilidad para el dibujo. En ese momento las artes experimentaban una fuerte renovación modernista y el ambiente en París era de avanzada, había libertad de creación, heterodoxia y muchos coleccionistas.
Influido por el cubismo y por Cézanne, Modigliani pintó principalmente figuras humanas. Realizó desnudos y retratos, entre ellos uno a Diego Rivera. Aunque también tuvo una etapa como escultor. Los rostros están pintados con formas alargadas y no tienen ojos, posan en una atmosfera cromática cálida, donde resaltan los rojos, los ocres y los azules. A pesar de la energía luminosa que hay en sus pinturas priva una sensación melancólica que a veces es erótica y otras es introspectiva. Los retratos no son copias exactas sino representaciones de la interioridad que habita en cada personaje, según la percepción del artista. Sus cuadros tienen un matiz primitivista porque Modigliani fue seducido por el arte etnográfico de África y Melanesia.
Su musa y amante, Jeanne Hébuterne, se suicidó embarazada después de que Modigliani muriera por tuberculosis hacia 1920 como consecuencia de una salud frágil, una vida de excesos, vicisitudes y pobreza. Solo tuvo una exposición en vida en 1917. A las dos semanas de su muerte, sus pinturas pasaron de 300 francos a 300 mil.