La fuerza de las monarquías en el mundo representa una fantasía creada por los medios como gran negocio que no comparten los millones de personas que observan una coronación digna de tiempos muy lejanos.
Así como sucede con los medios que transmiten estos espectáculos la monarquía inglesa manipula, y gana dinero. Ese poder paralelo de las monarquías del siglo XXI también absorbe un presupuesto que podría tener fines más nobles.
Este 6 de mayo en México y el mundo millones de pronas vieron la coronación de un rey lejano y ajeno que nada tiene que ver con la realidad de su país, donde mientras es ungido, la pobreza crece a ritmos desproporcionados, lo mismo que la inflación, la reducción de un punto del PIB.
Hay 44 monarquías en el mundo, algunas de ellas ejercen el poder total, en el Reino Unido crece la inconformidad sobre la existencia de la vetusta monarquía, también aumenta la represión, hubo 25 detenidos, más otros golpeados por decir que ese no era su rey.
El vigor de esta reliquia convertida en mito mediático radica en la fuerza de los medios convencionales y los protocolos anacrónicos que el resto de la diplomacia mundial debe llevar a cabo doblegándose a una costumbre milenaria que no por antigua des real.
Así, la monarquía es una clase parasitaria que todavía gobierna; impone sus criterios y atrae multitudes a la hora de la coronación del nuevo rey. Se pasa del asombro a la indignación en un mundo donde ha habido luchas por la democracia que implica miles de muertos y mares de tinta para declarar la vigencia de una forma de gobierno equitativa.
El principio de la desigualdad en el mundo radica en la existencia de la monarquía, preservar sus rituales impone radicales contrastes sociales, donde los siervos no tienen la mayoría de edad para elegir a sus gobernantes.
En lugar de que la existencia de la monarquía sirva de toma de conciencia se convierte en un distractor para los verdaderos problemas del país. En casos así los medios muestran su raigambre conservadora y aderezan dicha transmisión con detalles intrascendentes sobre una familia que se sostiene en la ilusión y la ignorancia voluntaria de sus plebeyos.
La existencia de la monarquía se convirtió en una compensación de los males sociales y no en su causa. Mientras mineros, choferes, obreros viven en la miseria pagando altas tarifas de energéticos en sus casas y la nobleza mantiene vida de lujos.
En México algunos medios convencionales transmitieron minuto a minuto información sobre la vida de los reyes de Inglaterra, la coronación de un nuevo monarca, y su público, rindieron homenaje al rey, como hace 500 años los conquistadores exigían a los naturales de nuestro territorio que se inclinan ante un rey extranjero nuevamente.