Columnas
El nuevo tratado comercial 2026, que sustituirá al actual por más que el bravucón que despacha en la Secretaría de Economía no quiera y le diga a la presidenta Sheinbaum otra cosa, seguramente tratará de ser más enfocado a la economía regional con Estados Unidos como líder indiscutible, mientras México y Canadá jugarán un papel importante pero secundando siempre a la gran potencia mundial.
Trump no se andará con miramientos, los papeles están muy claros: Estados Unidos como potencia mundial que necesita desde mano de obra con costos accesibles (ojo la palabra es muy importante, pudimos haber puesto mano de obra barata, pero eso se acabó), tecnología alternativa, territorio amigo para expandir sus cadenas de suministro, y desde luego toda la cooperación comercial posible.
El mundo ya cambió y lo hizo de manera muy rápida, quizás nadie lo esperaba pero es una realidad y tenemos que adaptarnos a la misma.
México tiene ventajas, más le vale conservarlas y saberlas vender; no tiene muchas opciones, menos si sus gobernantes insisten con tratar de venderle a Trump la broma de que subir aranceles le costaría una enorme fortuna al consumidor estadounidense de inmediato, basta con comprar esos productos en otras partes del mundo incluso aunque estén más lejos de nuestro país, con tal de venderle al mercado de más consumo del planeta, no creo que sea mucho problema arreglarse en los costos.
Tampoco van a conseguir mucho si siguen con su chabacanada de que le van a exigir al gobierno de Estados Unidos que les explique porqué o cómo se llevaron al señor Zambada (para que no se enojen en Palenque y consideren una falta de respeto llamarlo por su apodo).
Si tienen un poco de pena deben dejar el tema por la paz y aceptar aunque sea de forma callada, nunca lo harán en público, que al señor cuyo apodo corresponde al mes que está después de abril y antes de junio, se lo llevó un comando de élite estadounidense, de esos que hacen operaciones ultra especiales como penetrar a un país y matar al mayor terrorista de la historia llamado Osama Bin Laden, solo que en lugar de matar al objetivo en esta ocasión la misión era extraerlo, y lo hicieron al pie de la letra.
Incluso por conveniencia deberían dejar el tema por la paz, eso no sucedió en su mandato y hasta podrían decir que no eran ellos las autoridades que fueron exhibidas como ineptas y hasta cómplices, razón por la cual no fueron avisadas que se llevaría a cabo un operativo de semejante magnitud.
En el próximo tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, la ideología jugará un papel central; por lo tanto seguramente no habrá mucho espacio para la negociación, lo que se deberá evitar es que México pierda más soberanía de la que ha perdido, y únicamente será posible si entiende que su papel como nación emergente es estar del lado del país y bloque que más le conviene, ese es Estados Unidos nos guste o no.
El mismo Trump podría exigirlo tal cual, no olvidemos que es un autócrata; las huestes del gobierno deberían ya estar negociando desde ahora incluso cuando Trump no ha tomado posesión, el tiempo ya es un factor en este momento.
La negociación debería estar enfocada a buscar la manera en la que nuestro país complementará a la mayor potencial global, en lugar de pensar cómo puede sacar provecho. El mayor riesgo para México es que Trump les pueda preguntar: "Conmigo o contra mi", y esa pregunta vaya que compromete, es la misma que han aplicado internamente desde hace ya casi seis años los que hoy gobiernan, no querrán que desde Washington les llegue el mismo cuestionamiento.