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El 23 de mayo de 1969 marcó un hito en el ámbito internacional con la adopción de la «Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados», un instrumento jurídico fundamental que consolidó los principios esenciales para la regulación de los acuerdos entre Estados. Es así que, después de más de 15 años de trabajo, la comunidad internacional logró un consenso, mediante este instrumento, en torno a las reglas que rigen la creación, interpretación y aplicación de los tratados, Estableciendo así, un marco normativo que hasta hoy continúa vigente.
El Principio que Sostiene el Orden Jurídico Internacional
En un mundo globalizado, en donde la soberanía estatal es la base del derecho internacional, podemos preguntarnos: ¿cómo se justifica una supremacía normativa a nivel internacional? La respuesta radica, tal y como lo pone de manifiesto la referida convención, en los principios universales del libre consentimiento, la buena fe y la norma «pacta sunt servanda», que establecen que los tratados deben ser cumplidos por las partes que los suscriben, ya que “los pactos son para cumplirse”.
Este principio, piedra angular del derecho internacional, fue ampliamente defendido por el jurista austriaco Hans Kelsen, quien argumentaba que la coherencia del sistema jurídico internacional dependía precisamente de la observancia de los compromisos adquiridos por los Estados. Así, lejos de contradecir la soberanía, la Convención de Viena la refuerza, pues permite a los Estados regular sus relaciones de manera predecible y legítima.
México y la Convención de Viena
México suscribió la referida Convención de Viena el 23 de mayo de 1969. Posteriormente, fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 14 de febrero de 1975 y entró en vigor el 27 de enero de 1980. Esto significa que nuestro país reconoce formalmente sus disposiciones como parte de su marco jurídico interno.
Reglas Claves de la Convención
La Convención de Viena no solo define lo que se entiende por tratado internacional, sino que también establece los procedimientos para su celebración, entrada en vigor y aplicación. Entre sus disposiciones más relevantes, se incluyen:
• Capacidad de los Estados para celebrar tratados y los mecanismos para expresar su consentimiento.
• Normas sobre reservas, incluyendo sus efectos jurídicos y las condiciones para su retiro.
• Procedimientos para la entrada en vigor de los tratados y su aplicación provisional.
• Reglas de interpretación, modificación y enmienda de los tratados.
• Causales de nulidad, terminación y suspensión de los tratados.
Como lo mencionamos, uno de los aspectos más relevantes de este instrumento es que la obligatoriedad de los tratados se fundamenta en el principio «pacta suntservanda», lo que significa que todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido de buena fe. Este principio es esencial para garantizar la estabilidad del sistema internacional y la previsibilidad de las relaciones entre Estados.
La Convención de Viena sigue siendo un pilar del derecho internacional, y nos permite recordar que los compromisos adquiridos internacionalmente son la base de la cooperación y la estabilidad entre las naciones.