La emergencia sanitaria necesariamente tendrá efectos directos en la preparación y desarrollo del proceso electoral 2020-2021, que empieza en menos de 90 días. Antes, durante y después de la jornada electoral podremos visualizar muchos momentos en que grupos diversos deberán reunirse para desahogar la secuela procesal y garantizar el cumplimiento cabal de los mandatos normativos, respetando la sana distancia y previniendo el contagio; por ello, las reglas tradicionalmente aplicables deben ser reformuladas y/o interpretadas para preservar intactos los derechos a la salud y a la vida, ponderando los derechos políticos y armonizando con los derechos a la buena administración pública y a la rendición de cuentas.
En esta materia, los manuales y publicaciones de IDEA, IFES, CAPEL y OEA son guías orientadoras extraordinarias dotadas de experiencia y calidad, pero el caso mexicano es particular, por nuestra densa arquitectura institucional y las descomunales desconfianzas entre actores políticos, encarnadas por igual en la constitución, leyes y reglamentos, que en los más modestos manuales y lineamientos procedimentales.
Aquí el INE tiene un reto formidable: acometer la coyuntura con solvencia, oportunidad, eficacia y economía, escuchando a los partidos, a través, por ejemplo, de reajustes reglamentarios de nuevos lineamientos para la fase de reclutamiento de las personas insaculadas; para la capacitación; para la entrega-recepción de los paquetes electorales a los Presidentes de Casilla; apertura, desarrollo y escrutinio de la jornada electoral; traslado de dichos paquetes hacia el órgano distrital luego del cierre; logística de la recepción y almacenamiento en las bodegas dispuestas para ello; extracción de documentos como actas y boletas de dichos lugares y su traslado al lugar de la sesión de cómputo; la propia sesión de cómputo distrital y los traslados a las capitales estatales para los cómputos de entidad federativa y de circunscripción plurinominal, según corresponda.
La capacitación ahora deberá contemplar contenidos y protocolos para sanitización de los materiales y documentación y los paquetes electorales deberán contener además productos sanitizantes, instrumentos médicos de precisión para verificar temperaturas corporales y todo un conjunto de materiales de señalética, como los que pueden observarse en tiendas de autoservicio y sucursales bancarias. Habrá que prever, además, el efecto del gel o el líquido sanitizante en los crayones que se usan para marcar las boletas y sustituir el método actual de aplicación del líquido indeleble por uno de aplicación a distancia mediante aerosol, lo que quizá obligaría a modificar la fórmula tradicional.
De manera transversal a todo el proceso, habrá que desarrollar medidas especiales de detección y protección de personas de la tercera edad, ya sean insaculadas, capacitadas, funcionarias de casilla, electoras, representantes de partido, asistentes o supervisoras electorales, así como candidatas u observadoras nacionales y visitantes extranjeras. En especial, en materia de electores y electoras de este grupo etario, quizá invitarlos a votar muy temprano o a cierta hora, atemperando los peligros sanitarios para todos.