En todas las naciones del mundo, ha sido apreciado el patriotismo de las mujeres: ¿por qué, pues, mis paisanos aunque no sean todos, han querido ridiculizarlo como si fuera un sentimiento impropio en ellas? ¿Qué tiene de extraño ni de ridículo el que una mujer ame a su patria, y le preste los servicios que pueda para que a estos se les dé, por burla, el título de heroísmo romanesco?
(Fragmento de la carta de Leona Vicario a Lucas Alamán)
Históricamente las mujeres hemos sido excluidas de nuestros derechos. La lucha por garantizarlos lleva siglos, en este camino de consolidación en la última década en México se han dado pasos significativos a fin de garantizar la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres.
Sin embargo, a pesar del fortalecimiento del marco jurídico con el fin de tutelar los derechos políticos de las mujeres en condiciones de igualdad, paridad y libre de violencia, las mujeres siguen siendo excluidas de los espacios donde se toman las decisiones a pesar de haber llegado al cargo.
Esta semana concluyó la etapa de judicialización de las elecciones a diputaciones federales, donde a pesar de que se revocaron los resultados de tres distritos de los 279 impugnados, de acuerdo a la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE se confirma la proyección inicial del número de mujeres que integrarán la Cámara de Diputados (248). Aún con esta integración histórica, las futuras legisladoras fueron excluidas en la conformación de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) y de la Presidencia de la Mesa Directiva.
La JUCOPO es el órgano colegiado donde están representadas todas las fuerzas políticas, quien define la agenda legislativa a impulsar, propone al pleno la integración de comisiones y nombramientos de los organismos autónomos de su competencia; asigna los recursos humanos y financieros de los grupos parlamentarios… Por su parte la presidencia de la Mesa Directiva, además de dirigir las sesiones, es la representante legal de la Cámara, garantiza el fuero constitucional de las y los diputados, preside las sesiones del Congreso General, etc. Es decir, son los órganos de gobierno más importantes al interior del Poder Legislativo y de los cuales las mujeres no serán parte.
Esta situación no es nueva, al menos en las últimas tres legislaturas con mayor presencia de mujeres en la Cámara de Diputados, apenas hemos visto a tres mujeres como coordinadoras de su grupo parlamentario cuando mínimo deberían de ser 10, cifra que se repite en la rotación de la Mesa Directiva, sólo tres mujeres han sido presidentas en los últimos nueve años. Esta exclusión se presenta en el reparto de comisiones, se replica a nivel local, en los liderazgos de los partidos políticos, en la integración de los gabinetes, incluso en los propios organismos autónomos el reto persiste.
No obstante, de los avances paritarios en el Congreso en la práctica se está lejos de la igualdad sustantiva. Es evidente que los partidos políticos no están dispuestos a ir más allá de lo que les obliga la ley u ordene la autoridad electoral mediante acciones afirmativas. En un camino lleno de dificultades entre la resistencia patriarcal convertida en violencia política, las mujeres han podido llegar a los cargos, pero no se les ha permitido formar parte de los espacios de poder. Ésta última es la batalla en puerta que tiene que ser liderada por las diputadas electas, por ellas y por todas.
Viviana Islas Mendoza Colaboradora de Integridad Ciudadana, Consejera Local del INE Estado de México, Politóloga por la UAM, con estudios en Políticas Públicas, Derecho Parlamentario, Procesos Electorales, Transparencia y Violencia Política contra las Mujeres @VivianaIslasM @Integridad_AC