Postigo
La opinión distante
Por José García Sánchez
Las mentiras periodísticas tienen un nuevo método de legitimarse y convertirse en verdad, aunque no tengan relación con la realidad. Se utiliza una fake news y después de ser desmentida sigue rondando por redacciones, videos y audios. Para las noticias falsas no hay caducidad ni refutación que valga, aunque, en los hechos, tenga ésta mayor solidez, basta con repetirla como si el desmentido no existiera y renace ante los ojos de quienes convierten la noticia en dogma de fe.
La constante en las fake news es la polarización de la sociedad, por lo regular este tipo de información proviene de los sectores que tienen las posibilidades económicas de crear granjas de bots y tienen intereses fuertes qué defender, de ahí que su conexión o participación con el conservadurismo resulta constante. Al sólo denostar en los medios se crea una constante de indignación, se tenga credibilidad o no. Aquí lo importante es radicalizar y hacer de los contrincantes políticos enemigos a muerte.
Ya sea porque creen en la mentirosa noticia o porque les resulta evidente que es falsa, su existencia mueve sentimientos que brincan del debate inteligente y civilizado a la reacción visceral y agresiva.
Desde luego que la mentira en los medios no se queda en el aire y esto es lo que sucede en estos días en México que se preparan dentro y fuera de los espacios de discusión política, frente, que, con el pretexto de confrontar ideas contemporáneas transmiten en vivo. La particularidad radica en que una parte de los asisten son el blanco de ataque de las fake news, cuya presencia en el debate legitima las mentiras.
Loa paneles tienen la misma difusión antes, durante y después del debate, que no es otra cosa que la vieja fórmula alquimista de convertir el cobre en oro. Es decir, la mentira en verdad. Los conservadores son los magos que intentan engañar con disfraz de ciencia, los dogmas, sus dogmas recién llegados al mundo de lo verdadero.
A estos foros se invita a las víctimas, es decir, a aludidos en noticias falsas, sus correligionarios o seguidores, de tal suerte que su simple presencia le otorga una conversión informativa que va de lo falso a lo verdadero, que sin ellos no tendría. Si los ofendidos con la mentira no asistieran, quiere decir, según los organizadores, que tuvieron miedo de debatir porque saben que es verdad lo que en realidad es mentira. La asistencia de los denostados, aunque ganen el debate, legitima la mentira.
La fake news son una cortina de humo que, al final del debate se convierten en una bola de nieve que aplasta a la verdad. La mentira se vuelve verdad, igual que en la Edad Media el cobre se convertía en oro ante los ojos de los ingenuos.