LA MISION del Banco de México, como se exhibe en su página oficial, es preservar el valor de la moneda nacional a lo largo del tiempo y, de esta forma, contribuir a mejorar el bienestar económico de los mexicanos. Las reservas internacionales, la tasa de interés de referencia y el control del circulante monetario son parte de los objetivos del Instituto Central para lograr mejores resultados en materia de inflación y evitar impactos negativos en el mercado de dinero y del crédito, pero no son su meta prioritaria.
Está bien que Victoria Rodríguez Ceja, quien será la gobernadora del Banxico a partir del 1 de enero de 2022, haya precisado que trabajará para combatir la inflación, que no tocará las reservas internacionales y que mantendrá la autonomía del Banco de México. Sin embargo, es vital subrayarle que la institución ya es autónoma, que sus reservas sólo se pueden usar para mantener la estabilidad de los precios y que el combate a la inflación no es el mandato, sino preservar el valor de la moneda nacional o su poder adquisitivo, pues.
Hay que estar muy atentos a los mensajes cifrados, porque es muy tentador tener reservas internacionales por más de 4 billones de pesos, que podrían ser usadas “por decreto” o con un cambio a la Carta Magna para destinar los recursos a programas sociales, sobre todo porque la Junta de Gobierno del Banxico nunca ha explicado cuál es el nivel adecuado de acumulación de reservas (actualmente en casi 200 mil millones de dólares), ni tampoco si es correcto y justo el costo de conservarlas y cuyo monto rebasa los 2 mil millones de dólares al año.
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SEGURIDAD NACIONAL implica mantener en secrecía el lugar donde se guardan las armas estratégicas del Ejército, la identidad de los grupos de élite que combaten a los cárteles, los oficiales infiltrados en la delincuencia organizada para combatirla; los lugares donde se resguardan las reservas en oro del país; las claves para ingresar a los pozos petroleros o para manipular la central nuclear de Laguna Verde. Pero, de ningún modo se le puede colgar la categoría de seguridad nacional a los contratos de obra pública del gobierno en turno, incluso si el dictado lo califica como de interés público.
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LA CAÍDA de 0.4% en el Producto Interno Bruto del Tercer Trimestre de 2021 y el retroceso también de 0.4% en la actividad económica, en septiembre pasado, debería encender focos de preocupación, porque se rompe con la recuperación económica que traíamos y con dificultad alcanzaremos un crecimiento de 5.5% este año, cifra que no compensará la dramática merma de 8.52% en 2020, el peor descenso que registramos en el PIB desde 1932.
Periodista (*)
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