Rosalía Zeferino Salgado
Con la aprobación Presupuesto Federal 2021, el 10 de noviembre del 2020, se ratificó la desaparición presupuestal del Programa de Escuelas de Tiempo Completo, aunque unos días antes, el todavía secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, había asegurado que el presidente Andrés Manuel López Obrador garantizaba la continuidad de este programa en consideración de que la mayoría se ubica en zonas indígenas y de alta marginación.
En torno a esto, el día de ayer, en una nueva reunión virtual, mencionó que “a través del Programa La Escuela es Nuestra, se administrará el recurso para darle continuidad a las Escuelas de Tiempo Completo” y que esto ya era un acuerdo con la Secretaría de Haciendo y Crédito Público.
En un primer momento, la noticia parece alentadora, porque este es uno de los programas que por los resultados obtenidos a lo largo de dos sexenios, ha sido considerado como uno de los grandes aciertos en política educativa de México, no solo por organismos nacionales como el CONEVAL, sino también internacionales como la OCDE y el Banco Mundial, los cuales, en varios informes e investigaciones, pugnaron no solo por su continuación, sino por su crecimiento, ya que los datos demuestran como un porcentaje de población que no asistía a la escuela, con este programa tuvo la oportunidad de asistir a una escuela, además de que lograron reducir las diferencias de aprendizajes entre ricos y pobres, cerrando con esto las brechas de desigualdad,
Esto nos hace preguntarnos, por qué no darle un presupuesto propio a este PETC, cuánto de los 12 mil 280 millones de pesos que le destinarán al “Programa de Escuela es Nuestra,” se le dará a las Escuelas de Tiempo Completo, cómo se les destinará y quiénes lo ejercerán, porque ya desde el año pasado sufrieron un recorte presupuestal de 50 por ciento, al pasar de 10 mil 189 millones de pesos en 2019 a 5 mil 100 millones para 2020.
Recorte que hizo que estas escuelas presentaran problemas presupuestales, los cuales le manifestaron al secretario de Educación, cuestionándolo en torno a los recursos y salarios que tuvieron que haber recibido para el segundo semestre del 2020 y no llegaron.
Muchos de los que plasmaron sus comentarios en el chat de la reunión, resaltaron el hecho de que no han dejado de trabajar y aún así, no reciben su salario: “no hemos bajado la guardia seguimos trabajando por nuestros niños pero queremos respuestas claras”, fue una de las cientos de expresiones que se dejaron “escuchar” por este medio.
La noticia es alentadora, sin embargo todos, padres de familia, docentes y los mismos alumnos necesitan una mayor claridad en torno al futuro de este programa, que fue la puerta para acceder a su derecho a la educación de miles de niños, niñas y jóvenes, y que hoy por ellos, deben tener un presupuesto propio.
Asesora en Comunicación Estratégica e Imagen Pública