Tuve la posibilidad de verlo en muchas ocasiones; aprendí parte de su biografía, leí sobre sus inicios, sobre la forma en la que José Sulaimán se convirtió en presidente del Consejo Mundial de Boxeo en 1975. Quizá no exista nuevamente un hombre tan influyente para este deporte.
José Sulaimán Chagnón fue también un hombre polémico, no se puede llegar hasta la cúspide sin serlo; amado y criticado, siempre dando un paso al frente para hablar, no solamente de boxeo, sino de cualquier tema que tuviera en su momento la atención del mundo: la guerra, la política, la crisis alimenticia en África, la pobreza de muchas regiones de nuestro México; uno podía hablar horas enteras con Don José y jamás aburrirse; fue un hombre de gran entendimiento y capacidad narrativa, escucharlo, sin duda te hacía reflexionar sobre el bien que generan los años, la experiencia y los libros, a la mente del hombre.
En alguna ocasión lo entrevisté por más en una hora en su casa; frente a la cámara, reflexionaba pausadamente sobre sus primeros recuerdos y sonreía, habló de su amor por el boxeo, del bien que el deporte generaba en niños que encontraron en este, una alternativa para crecer y llegar a sitios que jamás imaginaron, una oportunidad de trascender pese a que la vida les cerró muchas puertas. Don José, me dijo fuera de cámara: “Lo escucho todos los días ‘A mí no me gusta el box’, es un comentario de forma reiterada cuando en alguna charla casual comienza a hablarse de algún peleador o pelea, de esas que llaman la atención del fan ocasional.
No tienen la culpa las personas a las que no les gusta el boxeo, es porque jamás han estado tan cerca de él como para enamorarse y yo estoy enamorado de este deporte”- Decía Don José. En esa conversación de julio de 2013, Don José habló de su propia historia y de la historia del boxeo, de sus preocupaciones por que en el deporte se privilegiara a la vida y la seguridad de los peleadores, de las reformas que propuso y que se ejecutaron desde el Consejo Mundial de Boxeo, las normas que rigen al deporte como hoy lo conocemos.
El paso de Don José Sulaimán por el mundo dejó una huella imborrable; ayudó a muchos jóvenes del mundo a conseguir sus sueños, dio golpes firmes sobre la mesa cuando hubo que darlos, enfrentó siempre a una maquinaria que se debate entre los millones de dólares que genera el espectáculo y la limpieza y equidad que debe preponderar en una justa en la que la salud y la vida están en riesgo.
Guantes seguros, número de rounds, dopaje, las cuerdas del ring, modelo de puntaje, boxeo amateur, boxeo femenil, la inclusión del boxeo en centros penitenciarios, etcétera; el CMB sigue dando pasos firmes, observando, proponiendo y haciendo; una práctica que tiene sus cimientos en la visión del hombre que aportó, como pocos, al boxeo en el último siglo.
Ali, Foreman, Leonard, Chávez, Monzón, Durán, Hollyfield, Tyson, Klitschko, Mayweather, Álvarez, todos comparten historia con Don José y él, tenía siempre recuerdos gratos e ingratos con cada uno de ellos, los gratos solía compartirlos, la mayoría de los ingratos los conservo para sí. “Esto es el boxeo, pasión, júbilo, dolor, historias buenas y a veces tristes, es como la vida, es por eso que quizá o amo tanto.