Se dice que lo que hacemos o cómo actuamos en la vida es el reflejo de lo aprendido con el paso del tiempo en este largo y sinuoso camino, pero algo que tiene de cabeza al futbol de primer mundo, es decir, el Europeo, es el racismo y la discriminación.
Al igual que en México, Estados Unidos, Argentina, Brasil, Perú, Colombia Ecuador y demás países que cuentan con figuras del futbol en las diversas ligas profesionales a lo largo y ancho del planeta, es en el viejo continente donde en teoría el racismo debería estar totalmente erradicado, pero no es así, y por más extraño que parezca, estos vergonzosos actos, que además son ofensivos, han ido en aumento.
Los futbolistas ya no soportan que desde las gradas lleguen gritos con imitaciones de simios y que les lancen bananas a la cancha. Casos recientes hay de sobra. El debate, sin embargo, sigue siendo confuso y muchas veces hipócrita, incluso dentro de los grandes equipos del “primer mundo”, posiblemente ayudado por el radicalismo político que se ha instaurado en Europa y que discrimina a inmigrantes africanos, árabes y hasta latinos.
Lo anterior no es nuevo, pues el caso más apegado a los mexicanos, en relación a Europa, es cuando insultaban a Hugo Sánchez, simple y sencillamente por ser morenito y bajo de estatura comparado con los gigantes del futbol que se da del otro lado del charco.
A la fecha la Federación Internacional de Futbol, Asociación (FIFA) ha logrado junto con la UEFA, transmitir en cada partido el mensaje de unión e igualdad, pues el balompié, al igual que muchos otros, como la natación, el taekwondo, el boxeo, el automovilismo, el atletismo o la gimnasia, por mencionar a algunos, son disciplinas que convocan a participantes de distintas nacionalidades; el ejemplo más claro es el de los Juegos Olímpicos, en donde incluso se reparten preservativos a todos los atletas que acuden a la justa justo antes del inicia de las actividades.
Pero si nos centramos en lo que sucede en Europa, el caso tal vez más conocido, es el de Mario Balotelli Barwuah, un futbolista italiano que juega como delantero en el Brescia Calcio, de la Serie A de la Liga de Italia, un jugador femonmenal que lamentablemente casi cada partido como visitante recibe insultos por parte de los aficionados rivales, sí, de esos que como en México creen que insultando y ofendiendo a un “desconocido” provocará reacciones graciosas a los que están alrededor. Diría mi abuelita: “Luciéndose cuando hay gente”.
Tristemente por estos inadaptados que pagan por un boleto para ver un espectáculo deportivo, y que lo manchan con un comportamiento socialmente reprobable, es que este mal no se ha podido quitar del balompié. No solo Balotelli es victima de este tipo de casos, pero es la imagen de aquellos que deberían unirse para que existan sanciones más fuertes o que se hagan investigaciones más contundentes dentro y fuera del deporte, pues esta forma de actuar, se aprende fuera de las canchas.