Columnas
El pasado 15 de abril, el Pleno del Tribunal Electoral de la Ciudad de México (TECDMX) celebró Sesión Pública en la cual resolvió un Procedimiento Especial Sancionador en el que una Concejala de la Alcaldía Miguel Hidalgo acusaba ser víctima de violencia política por razón de género.
En esta Sesión, las Magistraturas determinamos que la mujer había sido víctima de este delito y las agresiones venían de una cuenta de Twitter – la cual ya fue eliminada -, por lo cual se instruyó al Instituto Electoral capitalino que hiciera del conocimiento de la red social la resolución alcanzada.
En anteriores entregas he hablado del papel de las redes sociales en la democracia, así como de la violencia que sufren las mujeres al participar en la vida pública de nuestro país, el caso antes planteado es un ejemplo entre miles que pasan todos los días.
¿Cuántas de nosotras hemos leido comentarios misóginos, sexistas o agresiones en nuestros perfiles de redes sociales por desempeñar nuestro trabajo o por emitir una opinión?; ¿Cuántas hemos sido víctimas de mensajes que critican cómo nos vemos, nos vestimos o hablamos?; ¿Cuántas conocemos a alguien que ha tenido que eliminar sus perfiles en redes sociales al recibir ataques o críticas por el hecho de ser mujer?, seguramente, la respuesta a estas interrogantes es “muchas” o “todas”.
La posibilidad de generar perfiles falsos o anónimos en las redes sociales ha permitido la proliferación de mensajes y agresiones en contra de mujeres, grupos de atención prioritaria o, simplemente, aquellas personas que no encajan en los estereotipos sociales.
Parece que, en muchos sectores de nuestra sociedad, ver a una mujer empoderada y tomando decisiones resulta incómodo, de ahí que se busque evitar nuestro acceso a la vida pública o las esferas más altas del ámbito laboral.
La cultura machista que reina en la sociedad impide el desarrollo integral de millones de mujeres, situación que comienza en las edades tempranas y que continúa prácticamente a lo largo de nuestra vida.
Erradicar la violencia y el machismo es una situación apremiante y fundamental para construir una democracia sólida, plural e incluyente. No podemos seguir permitiendo que la voz de un sector deje de ser escuchada e integrada al proceso de mejora social.
Los invito a que generaremos conversaciones y espacios de reflexión para promover una cultura real de la igualdad aprovechando las bondades de los nuevos medios de comunicación, construyamos vías de comunicación basadas en el respeto y la pluralidad y, finalmente, denunciemos a quienes hacen un mal uso de éstos y violentan a las demás personas.
La erradicación de la violencia en redes sociales y cualquier ámbito de la sociedad, solo podrá realizarse a través de un cambio cultural en donde todas y todos nos veamos como iguales tanto en dignidad como en derechos. Es impostergable.