Columnas
Hay un sector de la población practica mil y una argucias para evadir impuestos sin que haya ningún problema con ellos, sus excesos se asemejan, en gran media, al derecho de piso que imponen los delincuentes fuera de la ley, pero, hasta el momento no ha habido propuesta alguna para evitar dichas evasiones que se hacen evidentes diariamente.
Desde el primer contacto entre un rentero y alguien que quiere rentar una vivienda, la relación no es entre iguales, sino entre un señor feudal y un siervo que debe aceptar las condiciones del amo sin protestar. Nadie oye, nadie atestigua que se violentan los derechos del más débil. Supuestamente todo tipo de contratos en México se firman entre iguales, de otra manera sería un certificado de esclavitud o una cláusula de posesión vitalicia con condiciones ilegales para cumplir forzosamente.
Las personas que rentan departamentos o casas en todo el país tienen, un poder absoluto sobre el otro. Lo tienen del cuello desde el momento mismo en que éste tiene necesidad de un techo. Ahora el gobierno colocará de manera más humana las rentas en todo el territorio pero esto no solucionará el problema de la vivienda. Quienes rentan casas y departamentos seguirán siendo los amos de quienes rentan y se convierten en sus siervos, por el simple hecho de pagarles dinero por vivir en estos espacios.
Las condiciones van desde no tener niños hasta no estar en el buró de crédito, pasando por evidencias de holgura salarial y nivel social, prohibición de mascotas o el límite de personas que puedan vivir ahí. El rentero decide finalmente por factores subjetivos a quien renta.
Una vez que se tiene inquilino empieza la evasión fiscal. De uno 10, 50 o 100 espacios por los que nadie paga impuestos, porque los recibos son de cualquier papelería y a veces sólo hojas blancas sin membrete ni folio. Si hay algún problema le piden al inquilino que diga que es familiar, amigo de quien le cobra una renta simbólica, que no es digna de gravar fiscalmente.
Claudia Sheimbaun anunció que desde que llegó a la Presidencia la recaudación aumentó cinco por ciento, es decir en tres meses, lo cual habla de convicción voluntaria, incluso nacionalista, de quienes pagan impuestos y que perciben que evidentemente ese dinero se ve reflejado en la realidad cotidiana en beneficio de todos.
Existen verdaderos latifundios y monopolios de edificios de renta, en todos los niveles, desde plazas comerciales hasta viviendas de interés social que se rentan en condiciones ilegales, con el propósito de no pagar impuestos.
Los esquemas de declaración de impuestos de los caseros, señalan una sucia práctica de la contabilidad que debería poner en alerta a este gremio, donde se centra buena parte de la estrategia de la evasión fiscal.