Renuncias que van, cargos que vienen

Según se vea, estamos a mes y medio de concluir el segundo año de gobierno o de iniciar el tercero de la 4T. Y al mismo tiempo está por abrirse un nuevo capítulo del gabinete legal y ampliado de la administración pública.

Durante este periodo que concluye, no hay un solo espacio de la administración pública o del resto de los poderes donde no se haya generado una renuncia en la cual podamos enterarnos de los detalles gracias a las benditas redes sociales.

Las renuncias han trastocado a las secretarías de Hacienda, Medio Ambiente, Salud, Comunicaciones, Gobernación, etcétera, pero también ha habido bajas en los organismos autónomos, en el Poder Judicial y en el Poder Legislativo.

Algunas han sido estridentes, otras, tersas, y los menos sutiles desprendimientos que concluyeron con su ciclo de utilidad o bajo la promesa de un posible encumbramiento.

Ahí podemos encontrar posicionamientos tan diversos como los de Simón Levy, subsecretario de Turismo, quien en su momento aseguró que su decisión era estrictamente personal. Para después cambiar su versión en las redes sociales.

O la renuncia de Germán Martínez Cázares, quien explicó estar en desacuerdo con el criterio presidencial y la austeridad republicana en el IMSS, señalando que “importa más el cargo, que el encargo”.

O la estridente renuncia de Carlos Urzúa (SHCP) criticando la improvisación y desconocimiento de los funcionarios que manejan la economía, la errónea política energética y los conflictos de interés de personajes en el entorno del presidente.

O un Víctor Toledo, renunciando por estrés a la Semarnat (tres secretarios en este despacho en 21 meses), después de afirmar que “La cuarta transformación, como tal, como un conjunto claro y acabado de objetivos, no existe”.

A un Jaime Cárdenas denunciando el saqueo del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, pero sin duda, la que ha cimbrado por su profundidad en los derechos humanos es la de Mara Gómez, quien renunció asegurando que “la CEAV fue creada, sobre todo, para atender a las víctimas de desaparición forzada, tortura, trata, ejecución arbitraria y otras violaciones graves a derechos humanos quienes requieren del acompañamiento decidido de todo el Estado Mexicano. Desafortunadamente su vocación humanista se pervirtió… por una fórmula clientelar, centrada en el reparto de recursos económicos, usando el dinero para pagar la falta de verdad y justicia…” y para lo cual, no hay voluntad para cambiarlo.

Ojalá las designaciones ante las próximas renuncias tersas por aspirar a un “cargo”, nos permitan saltar aquella máxima de Cantinflas que decía: “Si se necesita un sacrificio… renuncio a mi parte y agarro la suya”. Ante ello, rendición de cuentas.

El INAI y el Senado

Hoy concluye la comparecencia de los aspirantes al Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales (Inai). Lamentablemente las limitaciones técnicas no permitieron que las transmisiones fueran nítidas o carentes de intermitencias; sin embargo, hay algo en lo que coincidirán todos los aspirantes, y que suscribo: sin el Inai, los derechos humanos como los conocemos hoy en México serían inexplicables; sin el Inai, la privacidad sería un derecho olvidado a la vorágine de los mercados y del capricho estrictamente personal. Sin el Inai, la lucha anticorrupción y el acceso a la información jamás se hubieran cruzado como herramientas de política pública. Ojalá el Senado de la República esté a la altura de los tiempos y que los nuevos comisionados logren construir los puentes necesarios para catapultar lo que se ha construido; para hacer al Inai más cercano a la gente y lejos de las malas prácticas.