Columnas
Las despedidas, como tal, comúnmente traen una dosis de melancolía y sentimientos encontrados por todo lo que aconteció, sobre todo si resulta muy especial para la posteridad. Hace un par de días, a propósito, se vivió uno de esos episodios que quedarán grabados en los anales de la historia de nuestro país. Como sabemos, el presidente López Obrador, en Palacio Nacional, recibió a los legisladores del Senado de la República. El fin, queda claro, reunirse con el máximo exponente o, mejor dicho, el activo más importante del movimiento de izquierda en el territorio nacional. De hecho, el contingente estuvo encabezado siempre por Ricardo Monreal, hombre clave para coronar todas las propuestas e iniciativas de reforma al marco constitucional de México.
Dado que se ha cumplido un ciclo muy largo en el Senado de la República, es fundamental echar un vistazo rápido de lo que, a lo largo de ese periodo, aconteció en un clima muy propicio que Ricardo Monreal construyó desde que llegó a la coordinación de la fracción. Desde luego, no acabaríamos de describir todos los logros que materializó el zacatecano. Entonces, puntualizando todo ese tránsito que generó el universo legislativo, Monreal cumplió al pie de la letra, tal y como se diseñó el proyecto de la cuarta transformación. Es decir, se encargó personalmente de tomar la batuta y, de ese modo, conducir todo lo que envuelve la esencia de un trabajo de esa naturaleza.
Del mismo modo, hizo efectivo el mecanismo de comunicación para maniobrar todas las propuestas con las distintas fuerzas políticas que integran el pleno. Hablamos tanto de leyes como de reformas constitucionales. Inclusive, en muchas etapas enfrentó un clima de polarización. Aun así, se aprobó todo lo que, en términos políticos, estaba catalogado como prioridad. Hay que darle, por supuesto, el mérito a Ricardo Monreal que jamás se rindió, inclusive en los momentos de mayor tensión. Siendo un hombre con convicciones muy fuertes, resistió la oleada que— por instantes— se desató en algunos temas álgidos.
A pesar de ello, Ricardo Monreal siempre conservó el control político y, fiel a su estilo, fue un legislador y líder muy responsable de su tarea. En palabras más sencillas, el zacatecano cierra un ciclo más en su larga carrera política. Lo hizo, queda claro, coronando el proyecto de la cuarta transformación. Él, junto al presidente López Obrador, fusionaron la coordinación para sacar adelante las iniciativas que, en definitiva, son fundamentales para el desarrollo de México. Para Monreal, de hecho, significó una tribuna inmejorable para afianzarse como uno de los líderes de mayor protagonismo en el movimiento democrático del país. Su aspiración presidencial, en efecto, se legitimó gracias al trabajo como precursor, pero también como líder del Senado Mexicano.
Él, no tengo la menor duda, hubiese sido un candidato de mucho nivel y altura. Ricardo Monreal, en efecto, está en el mejor momento de su carrera. Su lucidez y la experiencia que ha ido acumulando son parte de las fortalezas como líder. A pesar de que las condiciones fueron distintas, Monreal acató la decisión que tomó la dirigencia y, de paso, cerró filas con el presidente López Obrador y Claudia Sheinbaum. Desde ese momento, hasta el día de hoy, su encomienda es clave como coordinador de enlace territorial de la campaña presidencial. Además de ello, sabemos, su júbilo y el ánimo positivo están sumando mucho a la causa de Sheinbaum. Y no solamente eso, también le aporta todo el oficio y la visión de un estratega que, justo en otros procesos presidenciales, ha fungido como pieza crucial de la planeación, organización y logística.
Ricardo Monreal, después de seis años de trabajo legislativo, ha marcado un precedente importante en la vida pública del país. Eso mismo sucederá, téngalo por seguro, en el próximo ejercicio, esta vez en San Lázaro. Él, de hecho, será el futuro coordinador de los diputados.
A propósito, la reunión que sostuvieron con el presidente sirvió, más allá del reconocimiento por su labor legislativa, como un aspecto motivacional para ganar y coronar el plan C. No se habló de elecciones, pero es un hecho que, de forma implícita, el mensaje es muy claro para ganar la presidencia, lo mismo que la totalidad de gubernaturas y, desde luego, tener mayoría en ambas cámaras legislativas. Por cierto, luego del gran trabajo que realizó Ricardo Monreal como coordinador de la fracción de senadores, todo apunta a que será, ya lo dijimos, el líder indiscutible en San Lázaro.