En tres días se dará por terminada la sana distancia a nivel nacional aun cuando el virus seguirá activo, por lo que será decisión y responsabilidad de cada persona protegerse para que, quienes anhelan la vida desenfrenada como el dueño de TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego, no nos vayan a contagiar y si no morimos en esta primera etapa de la pandemia por su culpa nos toque abandonar la tierra en una segunda, en el rebote del que habla la Organización Mundial de la Salud.
Tan cuestionadas están las líneas sobre si el gobierno federal logró o no aplanar la curva de contagiados por el coronavirus que ya eso es lo menos importante, como dije, termina mayo e inicia junio con la disyuntiva al estilo salinista pliego de “desapendejarse” y a gozar la vida que corta es.
Para mí, que me declaro ignorante en todas estas cuestiones de curvas epidemiológicas, no veo que la Secretaría de Salud haya logrado por lo menos bajar la línea de contagios de Covid-19 que presume la dependencia, todos los días los infectados rondan 3 mil nuevos casos.
Pero dándoles el beneficio de la duda, en la que no creo, de que el súper subsecretario Hugo López-Gatell, nominado a ingresar en un futuro al museo de cera de los científicos epidemiológicos que han lidiado con el coronavirus, de que el alargamiento de la pandemia evitará el colapso en hospitales públicos y privados, lo cierto es que viviremos con la incertidumbre y el miedo de enfermarnos por quienes andan por la vida gozándola al por mayor.
Si, comprendo que la otra pandemia, la económica, es quizá más aterradora que el famoso y malévolo Covid-19 porque la quiebra de micro y medianas empresas dejará en el desempleo a millones de mexicanos, y sin ser alarmista, hasta podría extinguir a la clase media para integrarla a las cifras de pobres.
Sin embargo, considero que, con buena voluntad se hubiera (que no existe) evitado el alargamiento de la pandemia y la crisis económica si el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador hubiera (otra vez) tenido la voluntad para gastarse una buena cantidad de dinero en pruebas y más pruebas para detectar a los mexicanos con Covid-19 que no presentan signos de la enfermedad y a ellos si aislarlos en alguna isla tabasqueña en lo que se curan.
Por la parte económica tampoco le costaba nada, pues no es su dinero, sino de los mexicanos que pagamos impuestos, ayudar a las Pymes para evitar más desempleados de los que ya hay. Eso de la creación de los 2 millones de empleos anunciados por el primer mandatario es una burla en estos momentos de dolor y angustia por el futuro.
¡Salgan! grita jubiloso el Covid-19… ahora sí que, sálvese quien pueda.