En el discurso del presidente López Obrador con motivo de su Segundo Informe de Gobierno casi no se hizo referencia a la tecnología, lo que es comprensible. En estos momentos, la subsistencia y el reto económico son prioritarios.
Falta aclarar la eliminación de 10 subsecretarias y faltan detalles del proyecto Internet para Todos pues aunque ya hay conectividad en 26 mil 789 localidades, el Presidente prometió que en 2021, habrá señal de internet en todo el territorio nacional. Ojalá
Hay muchos pendientes en materia digital; sin embargo, la maldita pandemia distrajo recursos y tiempo del Gobierno para cuidar la vida de los mexicanos. Yo también celebro y agradezco el esfuerzo de muchos mexicanos, incluido personal médico, de transporte, telecomunicaciones, radio y televisión; quienes han jugado por México para salir adelante. No como otros.
El Presidente dijo que “al desterrar la corrupción, el Conacyt pudo orientarse a fortalecer el bienestar del pueblo de México por medio del desarrollo científico”. Por eso no estaría mal que la Doctora María Elena Álvarez-Buylla ponga atención sobre lo que pasa en el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT) y concretamente, sobre el estado físico del Centro Nacional de Supercómputo (CNS).
Me cuentan que la deficiente administración y la ausencia de proyectos atractivos para el sector privado, ha generado una crisis financiera y un peligroso deterioro de las instalaciones del CNS. Dicen que no es por la Austeridad Republicana, sino por cerrar la llave del moche.
Dijo el Presidente: “hemos decidido cuidar el medio ambiente como nunca lo hicieron los anteriores gobiernos (…) ni lo demandaron los seudoecologistas que tanto nos atacan”. Incluso, dirigentes empresariales han criticado a gente que, escudada en supuestas organizaciones civiles, tienen el único interés de frenar las inversiones en materia sustentable en Yucatán, lo que impide generar miles de empleos y atraer capitales productivos.
Ya desde el pasado viernes el Presidente denunció que organizaciones financiadas desde el extranjero, promueven recursos jurídicos para frenar proyectos de desarrollo; entre éstas se encuentra Grupo Indignación. Se dice que este grupo recibe recursos del extranjero con la intención de “parar” la construcción del Tren Maya, principal obra de infraestructura federal para el sureste del país. Hasta ahora, ha recibido 620 mil 570 dólares de organizaciones internacionales para frenar el nuevo ferrocarril. Así no se puede.
Por cierto, un aplauso al Grupo Indi, de Manuel Muñozcano, pues con la organización del foro en línea, “Pasión y Creación en Tiempos de Crisis”, se dio voz a los artistas mexicanos de prestigio mundial, Rafael Sánchez de Icaza y Pedro Trueba, donde tuvieron la oportunidad de exponer anécdotas sobre sus inicios, influencias y la evolución de su trabajo pictórico.