Semana Santa, un motivo para refrendar el consumo permanente de pescados y mariscos

En esta temporada de Cuaresma y Semana Santa llegan a las mesas de buena parte de las familias de México los productos del mar y agua dulce del país. Sus aromas y su sabor -aderezados con especias y acompañados de verduras o arroz, entre otros- agradan el paladar, contribuyen a mejorar nuestra salud y nos unen con nuestras tradiciones y gente.

Gracias al trabajo de los productores, en particular los de pequeña y mediana escala, que no se detiene pese al COVID-19, tenemos acceso a una gran variedad de especies de nuestros mares y cuerpos de agua, que dicho sea de paso, son altamente nutritivos.

En 2020, la producción pesquera del país (pesca y acuacultura) aumentó 1.9 por ciento, al totalizar un millón 926 mil toneladas, en comparación con el millón 890 mil toneladas del año previo, de acuerdo con el último reporte del SIAP.

En esta temporada se espera comercializar alrededor de 325 mil toneladas de productos pesqueros y acuícolas en todo el país como atún, sardina, tilapia, jurel, curvina, cazón, lisa, pargo, mojarra, lenguado, robalo, camarón y sierra, entre otros.

El consumo de productos del mar se asocia a una tradición que hay que respaldar y fomentar, pero que puede servir como un primer paso para que se mantenga durante todo el año.

Ello, ya que el consumo per cápita anual de pescados y mariscos en el país es de 12.6 kilogramos, por debajo de la media mundial.

Recientemente, el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula e integrantes del Consejo Mexicano de Promoción de los Productos Pesqueros y Acuícolas (Comepesca) coincidieron en unir esfuerzos para elevar el consumo de estos productos.

Y las bases están, ya que el país tiene más de 11 mil kilómetros de litorales, es el productor mundial número 17, cuenta con una arraigada tradición pesquera y una gran variedad de alimentos de alto valor proteínico que se pueden adquirir a precios económicos.

Además de que no hay mercado que no tenga una oferta de este tipo como La Nueva Viga, el principal centro de abasto y el segundo más grande del mundo, después del de Tokio, Japón.

El presidente de la Sociedad Nacional de Introductores y Distribuidores de Pescados y Mariscos, Roberto Gutiérrez Ambriz, resalta que casi dos millones de personas la visitan en Semana Santa y el comercio aumenta entre 30 y 50 por ciento.

Sin embargo, todo el año hay producto de temporada a precios accesibles como el filete de corvina, gurrubata, jurel, mantarraya, carpa y lisa de 25 a 35 pesos el kilogramo, en promedio.

Así que no hay pretexto para dejar de consumir pescados y mariscos de producción nacional, una alternativa viable en la disponibilidad de proteína y un sector que abona a la autosuficiencia y seguridad alimentaria.