Apenas trascendió la propuesta para que la actriz y maestra de teatro Laura María de Jesús Rodríguez Ramírez, “Jesusa Rodríguez”, sea embajadora de México en Panamá, inconformes señalaron de inmediato la parte que consideran oscura de quien llegó al Senado en 2018, en calidad de suplente.
La critican por ser provocadora, por la defensa radical de la vida de los animales no humanos, por pronunciarse en contra de la muerte de 40 millones de animales para la cena de Navidad; por ser enemiga de las corridas de toros; por decir que comer tacos de carnitas significa celebrar la caída del imperio Azteca, porque los españoles trajeron a México los porcinos; por ser partidaria del consumo de marihuana y del aborto; por su feminismo; por estar casada con otra persona de su mismo sexo y por sus polémicos performances.
No les gusta su histrionismo, les parece incómodo y ridículo, nada más que pierden de vista que ella es actriz y vive de la actuación. El ser la mala de la película no la hace mala persona, ni la descalifica para asumir responsabilidades públicas.
Como actriz, sabría desempeñar cualquier papel.
Jesusa es egresada del Centro Universitario de Teatro. Fue becaria de las prestigiadas fundaciones Guggenheim y Rockefeller. Profesora de teatro en la Universidad de Guanajuato. En el 2000 recibió el “Obie Award”, otorgado por el diario “Village Voice” en Nueva York.
En 1988 dirigió y protagonizó “El Concilio del Amor”, del escritor alemán Óskar Panizza, en Europa y Estados Unidos; la hizo merecedora al año siguiente del premio a la mejor actriz.
También recibió el premio “Julio Bracho” de la Unión de Críticos y Cronistas de Teatro de México.
Su activismo social y político es conocido, igual su identificación con grupos de izquierda; primero se sumó al movimiento del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y después a la lucha de Andrés Manuel López Obrador.
Corresponderá a la canciller panameña Erika Mouynes decidir si le otorga el beneplácito a Jesusa. Si únicamente toma en cuenta la crítica que se difunde contra la actriz, es muy probable que descubra más de un elemento para reprobarla.
Deberá tomarse su tiempo, investigar y no caer en precipitaciones que puedan deteriorar la relación con México. Un alto funcionario, del país que sea, no puede ni debe solo guiarse por lo que se publica; mucho menos hacer juicios sumarios basados solo en dichos. Si algo caracteriza a la diplomacia es la prudencia; el cuidado para no incurrir en desatinos, precipitaciones o imprecisiones.
Jesusa Rodríguez también deberá pasar el análisis en el Senado, para que su nombramiento sea ratificado.
Germán Martínez Cázares, ex de Morena, ahora integrante del Grupo Plural, convertido por iniciativa propia en “consciencia senatorial”, en noticiario radiofónico matutino calificó de inteligente y decente a Jesusa. Aseguró que votará a su favor.
En cambio, la senadora panista Lilly Téllez, también antes parte de la bancada de Morena, adelantó que considera una falta de respeto para Panamá el perfil que tiene la controvertida actriz.
Jesusa, en pos de la senaduría como suplente, fue compañera de fórmula de la respetable ministra en retiro Olga Sánchez Cordero, actual presidenta de la mesa directiva del Senado.
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