Columnas
Por Azucena Cisneros Coss
Presidenta municipal de Ecatepec
La presidenta Claudia Sheinbaum respondió con firmeza, pero con respeto, a las medidas fiscales contra los trabajadores migrantes en Estados Unidos, principalmente de origen mexicano, a quienes se les quiere imponer un impuesto del 3.5 por ciento a las remesas que envían a sus familias en México.
La mandataria rechazó el impuesto pues es cierto que es una doble tributación. Llamó a movilizarse contra esa medida que forma parte de una serie de acciones del presidente Donald Trump -la otra son la imposición de aranceles a diversos productos- para poder cumplir una de sus promesas de campaña: bajar los impuestos a los más ricos, a ese celébre “1 por ciento”, que sigue acumulando riqueza.
En otras palabras, Trump busca que las personas de menos ingresos cubran el agujero en la hacienda pública que va a generar una nueva bajada de impuestos a los más ricos, como ya lo hizo en su primera gestión.
El gobierno mexicano, desde la Secretaría de Gobernación hasta la de Relaciones Exteriores, pasando por las cámaras de senadores y de diputados, entre otros actores políticos, se “movilizaron” buscando acercamientos con sus pares de Estados Unidos para frenar el impuesto mencionado, que entregará en vigor el 1 de enero del 2026.
La presidente Sheinbaum ha contado con el respaldo de casi todos los mexicanos, con excepción de algunos opositores que de manera esquizofrénica tergiversaron el llamado a “movilizarse” y alimentaron un episodio de confrontación con un gobierno estadounidense que, dicho sea de paso, sólo está a la espera de un pretexto para mostrar de lo que es capaz para llevar adelante sus propósitos.
Así se ha visto en la serie de multitudinarias protestas por la “cacería”, dicho en forma literal, que han emprendido la Guardia Nacional y otras fuerzas policiacas contra los más 65.3 millones de personas de origen latino en Estados Unidos (18.9 por ciento de la población total), de los cuales cerca de 40 millones (60 por ciento) es mexicano.
Lo que política, económica y culturalmente esto representa tanto para México como para Estados Unidos no es menor. Por eso su defensa está más allá de simples posturas y por eso la
comunidad afectada está protestando pacíficamente en las principales ciudades estadounidenses. La razón se enfrenta nuevamente a visiones supremacistas y otros desvaríos al calor de poder público… y va ganando.