Quizá para entender un feminicidio, necesitamos analizar la forma en la que estamos procesando la violencia de género. Es inadmisible que en cada caso perpetrado en el cual una mujer es víctima de acoso, violación, abuso o feminicidio, surjan un sinfín de distracciones que desvían la discusión real… la violencia contra la mujer es generada por los hombres y se necesitan acciones más sólidas para acabar con la brutalidad que nos está matando.
Inmediatamente después de que se diera a conocer la noticia del asesinato de Ingrid Escamilla, y de que apenas empezara a brotar la indignación social, toda la discusión se volcó hacia dos vertientes que, aunque importan, no son ni deberían ser el centro del análisis. La filtración de las fotografías del cuerpo de Ingrid y el hecho de que ella había denunciado a su pareja 7 meses antes por violencia doméstica.
Es verdad que las fotografías del cuerpo jamás debieron salir a la luz y lo que generó ese abuso de poder y falta de humanidad revictimizó a Ingrid y a su memoria, sin embargo, ¿han notado que cada desafortunada vez que sucede un feminicidio terminamos discutiendo de todo MENOS de la violencia machista ejercida por los HOMBRES y que se ha normalizado desde todos los tiempos y la tenemos tan arraigada que ya ni nos preocupados en discutir —al menos— formas de acabar con ella?
Enseguida, apenas unas horas después de que se filtraron las imágenes y empezó a conmover a la ciudadanía y su manifestación en las redes sociales digitales, la típica nota surgió desde las más ridículas y machistas redacciones, Ingrid había denunciado a su pareja por violencia y lo perdonó. Decidió seguir con él, darle una nueva oportunidad y unos meses después el hombre la mató.
Inmediatamente se forma en el colectivo imaginario, sobre todo en los de aquellos que poco han querido aprender sobre violencia feminicida, que entonces la culpa era de ella. Los mensajes en las redes eran clave para entender este fenómeno. El mismo de siempre. Aviento la información para apaciguar la indignación, para desviar el tema y que el fuego se apague lo más pronto posible. Así es como lo procesan los que necesitan que esto pase rápido. Autoridades, medios machistas, gobierno, abusadores, violadores y los hombres en general que se rehúsan a verse a sí mismos y cuestionar todas sus masculinidades.
NO a la revictimización, es verdad. Pero queremos un mundo donde no tengamos que llegar ni a eso. Donde salir a la calle sea posible, donde puedas ganar igual que tu compañero con el mismo puesto que tú. Donde las decisiones sean tuyas y de nadie más. Donde dar segundas oportunidades a tu pareja no signifique que puedas terminar encerrada en un ataúd.