El crecimiento de Estados Unidos se vio afectado en el tercer trimestre por la variante delta del coronavirus y los problemas mundiales de aprovisionamiento.
En el tercer trimestre, el crecimiento del PIB se ubicó en 2% en proyección anual (el crecimiento a 12 meses si se mantuvieran las condiciones al momento de la medición).
"Un repunte de los casos de Covid-19 trajo nuevas restricciones y retrasos en la reapertura de establecimientos (comerciales) en algunas regiones del país", detalló el Departamento de Comercio en un comunicado publicado el jueves.
El frenazo es mayor al esperado. Los analistas preveían 2.4% en 12 meses. Además, la expansión es tres veces menos importante que en el segundo trimestre, cuando repuntó fuertemente un 6.7%.
En comparación con igual trimestre del año pasado, el PIB se expandió 4,9%. Y si se compara el crecimiento del tercer trimestre con el del segundo trimestre, la expansión es de 0.5%.
El presidente Joe Biden espera que el Congreso apruebe sus planes de infraestructura y gastos sociales y ambientales por casi 3 billones de dólares, para sostener el crecimiento en el largo plazo.
Esta "débil progresión (...) muestra que la economía estadounidense todavía no se recupera del todo", destacó Gregory Daco, economista de Oxford Economics, en una nota de análisis.
"Un resurgimiento de las infecciones por Covid redujo a la mitad el repunte (económico) estival, mientras que los problemas crecientes en la cadena de aprovisionamiento llevaron a un alza de la inflación y un debilitamiento de la demanda", detalló.
Es "el principal problema", según el economista Joel Naroff, que destaca que "la demanda está ahí, pero no la oferta".
La economía estadounidense había recuperado entre abril y junio su volumen anterior a la pandemia, estimulada por la vacunación de buena parte de la población.
Pero durante el verano, la variante delta del coronavirus, muy contagiosa, frenó la actividad, en particular en restaurantes, viajes y hoteles.
Eso también provocó que muchas personas pospusieran su retorno al mercado laboral, por temores sobre su salud, en momentos en que hay una importante escasez de mano de obra.
Estos problemas se añaden a los que sufren varios sectores desde hace meses por las dificultades mundiales de aprovisionamiento, que provocan retrasos de entregas, cuando no escasez.
Resultado: algunos restaurantes redujeron sus horarios de apertura, las fábricas de autos funcionan lejos de su máxima capacidad, y algunos juguetes de Navidad podrían no llegar a las estanterías a tiempo.
Sumadas a la fuerte demanda de parte de los consumidores estadounidenses, estas perturbaciones impulsan fuertemente los precios.
Del lado de las buenas noticias, si bien el nivel de inflación siguió alto en el tercer trimestre, a 12 meses cedió ligeramente a 5.3% en proyección anual frente al 6.5% del segundo trimestre, indicó el Departamento de Comercio.
Si se excluyen los precios más volátiles de la alimentación y energía, la inflación subyacente también cedió: a 4.5% contra 6.1% entre abril y junio.
El gobierno espera que la inflación se modere "para mediados del año próximo".
Para asegurar crecimiento y empleos a largo plazo, Biden anunció este jueves los nuevos términos de su plan de gastos sociales y ambientales, recortado a la mitad sobre el monto original a 1.75 billones de dólares, como fórmula de consenso para lograr apoyo en su Partido Demócrata en el Congreso y aprobar la iniciativa sin votos republicanos.
El mandatario calificó de "histórico" el proyecto.
Los republicanos por su parte acusan al gobierno de tener una política económica que alimenta la inflación, y temen que nuevos gastos impulsen aún más los precios al alza.
Además de este plan, el Congreso debe validar un segundo plan por 1.2 billones de dólares destinado a modernizar la infraestructura del país.
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Información AFP.