Lo que pasó hace unos días en el estado de Veracruz recrudece la narrativa y crónica más injusta del país. Esto se expresó con la detención de José Manuel del Río Virgen, quien fue puesto a disposición de la autoridad local de aquel territorio que lo acusa presuntamente de homicidio.
A pesar de que se denunció desde hace tiempo la desatención institucional de un sistema de procuración de justicia precario, se repitió el uso desproporcionado e infundado con una dosis de inconsistencias y fundamentos carentes que, en estos momentos, tiene en prisión preventiva al secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado.
De hecho, esto sucede un marco de reclamo que denunció el Senador Ricardo Monreal cuando seis jóvenes fueron acusados del delito de ultraje a la autoridad local de Veracruz.
Si, de acuerdo con la autoridad local seis jóvenes amagaron con utilizar armas blancas cuando fueron, según la policía, detenidos. Sin embargo, en el caso particular de este hecho, hay evidencias y testimonios que muestra que, en aquel instante, ni siquiera pusieron resistencia ante lo expresado.
Al realizar un prejuicio o, tal vez, una apreciación sesgada, se lastimó el trato humano de seis jóvenes.
Y no sólo eso: existe la sospecha de que, por fines políticos, fue detenido el secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado.
Por esa razón, se asociaron los señalamientos y fue entonces que, hace unos días, se levantó la voz y denunció una incidencia injusta de rigor que se endureció en tanto se alzó el sonido de resistencia al oponerse al autoritarismo.
A raíz de eso, diversos grupos sociales y actores de la ciudadanía, lo mismo legisladores comandados por Ricardo Monreal, denunciaron públicamente las condiciones inequitativas todavía vigentes en jurisdicciones locales como el caso de Veracruz que contiene, de entrada, una serie de irregularidades.
Pero más allá de eso, lo más trascendental es, desde una postura social y empática, la defensa jurídica a partir de la ignominia que vive particularmente el funcionario legislativo quien está preparado ante las adversidades y eso, muestra la solidaridad que sale a flote en el momento exacto no sólo para levantar la voz y exigir justicia, sino para mostrar su sensibilidad ante los abusos del poder.
Por esa razón el tema escaló de nivel. Se cuestionó la forma y, tal vez, fue una intransigencia si el fin es político. Quizá es, en términos anacrónicos, el florecimiento de una severa política de sometimiento que sigue prevaleciendo en gran parte del país.
Por supuesto que la corrupción es un punto de inflexión que flagela el desarrollo óptimo. Sin embargo, hoy por hoy la injusticia logra posicionarse como un gran cáncer que ha sido difícil de erradicar.
Así pues, aplaudimos la actuación de Ricardo Monreal quien, con otros liderazgos legislativos, puso en marcha una serie de acciones que van, desde la creación de comisiones, hasta un bloque jurídico que coadyuvará favorablemente a acelerar la liberación.
Y por si eso fuera poco, ya el coordinador de los Senadores de Morena, Ricardo Monreal, sostiene pláticas con el titular de Gobernación, Adán Augusto.
Quizá eso logré marcar la diferencia y se manifieste, a la brevedad, una salida justa y no política que sea responsable sobre todo porque es notorio que, en aquel territorio, hay abusos del poder.
Un acto de congruencia sería, de forma inmediata, tener una firmeza en la autonomía y toma de decisiones de parte de los jueces. Qué lejos de cualquier postura política e interés, prevalezca el estado de derecho y se actúe bajo la presunción de inocencia.