El 2 de junio, después de la segunda marcha de la comunidad artística y del espectáculo en la Ciudad de México, los líderes de Movimiento ESCENA se sentaron a negociar con las autoridades de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad. Después de una plática breve y conscisa, Mario Camanio nos explicaba cómo deberían llenarse las solicitudes para el “Apoyo emergente para trabajadores eventuales”, que a causa del COVID-19 lo perdieron todo. Debían ser autógrafas en la versión original, ya que las reglas de operación impedían una entrega electrónica.
En contra de las medidas sanitarias, cerca de 3 mil personas se concentraron en el Monumento a la Revolución. Todas, arriesgaron su salud con tal de recibir cualquier apoyo. Cualquier cosa sería mejor que la lenta agonía del colapso económico. Después de que la Secretaría de Gobierno solo recibiera poco más de un centenar de solicitudes, el Movimiento hizo presencia en el Congreso de la Ciudad. A través de un punto de acuerdo, abanderado por Jorge Triana y expuesto por América Rangel, ambos de Acción Nacional; la Comunidad de trabajadores del arte y el espectáculo fue respaldada de manera unánime por el Poder Legislativo. No hubiera sido posible sin el espaldarazo, aplaudido de pie por los cientos de espectadores de la sesión, cosa rara, por parte de Jorge Gaviño, así como la intervención de Ricardo Fuentes, quien manifestó que Morena estaba comprometido por brindar un apoyo más integral a la comunidad cultural de la Ciudad. Se exhortó de urgente y obvia resolución al Gobierno de la Ciudad a atender la causa. Todo pintaba de maravilla. Por primera vez, una comunidad ancestralmente ajena a la política, se involucraba en el proceso legislativo.
A mediados de junio, organizaciones sindicales avisaban a sus agremiados, a través de Facebook, que, resultado de sus gestiones desde el mes de marzo en la Secretaría del Trabajo, serían candidatos al mismo apoyo y contaron hasta finales de junio para entregar los expedientes. Mientras que miles de trabajadores informales arriesgaron su salud por necesidad, la Secretaría del Trabajo daba apertura a otras organizaciones a integrarse, lo cual es aplaudible; sin embargo, otras miles de solicitudes de artistas informales, de quienes arriesgaron su salud por necesidad, ni siquiera fueron recibidas.
El triunfo legislativo que significó el exhorto para nuestra comunidad, fue desconocido por las autoridades. Los funcionarios siempre negaron conocer el instrumento legislativo. Ahora, después de que Jorge Triana hiciera una denuncia pública a través de sus redes sociales, la Secretaría de Gobierno alega que se sostuvieron mesas de trabajo con nuestra comunidad, cuando en realidad fueron mesas de negociación, resultado de las movilizaciones de nuestro Movimiento. La respuesta en las supuestas mesas siempre fueron un rotundo NO, seguido de la aceptación de un puñado de expedientes.