El estado actual de las prisiones en la Ciudad de México es resultado de años de olvido por parte del gobierno a este sector.
Desde hace años, parte de la violencia que se vive en la capital es coordinada desde los reclusorios, especialmente desde el Oriente y el Norte, en donde se encuentran presos miembros del cártel de la Unión Tepito.
Desde la cárcel se hacen llamadas de extorsión a los capitalinos, y también a familiares de personas que se encuentran en los penales, a quiénes amenazan con picar a su familiar si no pagan.
En los penales de la ciudad todo se cobra. La pesadilla inicia para las familias de los internos desde la puerta de la calle, donde, con cualquier pretexto, no los dejan pasar a ver a su familiar; que si el pantalón o la blusa no son del color, o que no aparece su nombre en la lista de personas autorizadas, y de esta manera los guardias de seguridad presionan a las familias para que paguen una cantidad por entrar al penal.
Luego el siguiente filtro es la revisión corporal y si no quieren sufrir de un manoseo por parte del personal de custodia de nuevo hay que pagar, y ya adentro si llevan comida para el interno, esta también es objeto de revisión y con cualquier pretexto el custodio o custodia argumentan que la comida no pasa, así que para que te hagan un “supuesto” favor y la dejen pasar hay que pagar. Después hay que seguir, y en la entrada del túnel que conecta al penal hay que dar una gratificación por pasar, y ya dentro del penal están los internos comisionados que se ofrecen a llamar a tu familiar para que lo pueda ver la familia, y a ellos también hay que darles una gratificación. Así que las pobres madres, esposas o hijas si quieren ver a su familiar tienen que pensar en que van a pagar por ver a su familiar entre $200.00 y $300.00 cada vez que lo van a visitar y si hablamos que hay más de 10 mil personas privadas de libertad en cada uno de estos penales hagan la cuenta de cuanto se recauda en cada día de visita, es un negocio millonario.
El estado en el que se encuentran las cárceles de la CDMX es el reflejo de nuestra ciudad y de nuestro país, en donde el gobierno pacta con el crimen organizado ante la incapacidad de poder erradicarlo. Así como en las calles de la capital operan los cárteles de drogas sin ninguna restricción, lo mismo sucede en estas prisiones en donde ya también opera el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
La venta de drogas, la coordinación de extorsiones y secuestros se opera desde estos lugares desde hace décadas, y ningún gobernante se ha interesado por acabar con ello, pues hay muchas autoridades implicadas en esos negocios, especialmente los cuerpos de seguridad.
Considero que el traspasar la tutela del Sistema Penitenciario capitalino a la policía local no ha tenido ningún resultado positivo, ya que no existe una política pública encaminada a mejorarlo de fondo.