Tradiciones y cultura son dos de los grandes factores que nos distinguen entre países, que nos hacen diferentes del resto y que nos dan cierta identidad y pertenencia a un grupo. Personalmente, cuando viajo, de lo que más me gusta conocer de los lugares son justamente sus tradiciones y cultura, muchas veces reflejadas en su gastronomía.
Pero lo lindo de este mundo globalizado y en movimiento es la posibilidad de tener un pedacito de otros países a nuestro alcance sin la necesidad de volar kilómetros o pedir vacaciones en el trabajo. La Ciudad de México es un espacio maravilloso para conocer otras culturas gracias a su variedad de lugares dedicados a otros países o motivados por ellos.
Así, Agapi Mu es una rica probadita de Grecia en México. Pequeño y acogedor, Amor Mío (en su traducción del griego al español) está ubicado en la Colonia Condesa, en la CDMX, desde el año 1992. Y si bien lo que siempre trató de resaltar en estas líneas es la parte gastronómica, en esta ocasión no puedo dejar pasar la oportunidad de compartir la parte de baile tradicional que se vive en el lugar.
A cierta hora de la noche, una pareja en atuendo tradicional hace presencia, deleitando a los comensales con bailes típicos de las islas griegas, acompañados de cánticos y del tradicional quebrado de plato en el suelo… ¡Opa!
Pero lo más divertido de esto es que después de un par de piezas entre la pareja de bailarines profesionales, viene la invitación al público a ser parte del baile. No puedo decirles lo divertido que fue y lo bien que la pasamos (aquí mi invitación a ver el video que subí a redes sociales -Instagram, Facebook y TikTok- donde me encuentran como Amante del Buen Comer). Ampliamente recomendable la experiencia completa.
Ahora sí, volviendo a la mesa y sus platillos, la carta que ofrecen es para deleitar a todos los gustos. Confieso que yo al principio quería pedir todo, así que pedimos al centro para compartir. Acierto pleno pues pudimos probar varios platillos. Aquí mis favoritos:
Dolmades. Deliciosos rollitos de hoja de parra rellenos de arroz y carne.
Keftedes. Generosas bolitas de carne de res de fuerte sabor que, al contacto con el yoghurt, generaban una explosión de sabor.
Musaka. Trescientos gramos de rico pastel de carne con capas de berenjena fueron mi plato principal que, al ser tan grande y después de la vasta comilona, acabó también en el centro.
Baklava. El postre no va al estómago, sino al corazón, así que no pudimos dejarlos pasar.
Aquí mi favorito fue este pastel de nuez que era una bella explosión de sabor.
Por la hora no tomé café, pero mi hermana me dio a probar del que pidió y definitivamente fue una cosa bárbara. Un día, más temprano, seguro pido el mío.
Así pues, queridos amantes de los sabores y las vivencias internacionales, no dejen pasar la oportunidad de visitar esta propuesta griega que será garantía de pasarla bien… ¡Opa!
Amante del Buen Comer