Columnas
“Julio, sin enojarse”
Más allá de lo anecdótico que resultó la conferencia mañanera del pasado martes, en donde la presidenta Claudia Sheinbaum le pidió al secretario de Agricultura, Julio Berdegué, que respondiera, “sin enojarse”, a la pregunta de una reportera, la decisión de Estados Unidos de cerrar de nuevo su frontera al ganado mexicano, vaya que sí está generando enojos y dolores de cabeza a la 4T.
Y por cierto, el originario de Mazatlán contestó de manera tranquila, aceptando que se requiere la ayuda del gobierno estadounidense, porque son los únicos que tienen las moscas estériles que permiten combatir de manera natural esta plaga.
México fue declarado libre del gusano barrenador del ganado en 1991 y 2003, pero desde 2023 se registraron brotes en Centroamérica, que llegaron a la frontera sur del país en noviembre del año pasado.
El Senasica ha registrado hasta abril pasado 869 casos de miasis (la infección por las larvas de estas moscas) en animales, incluyendo perros y caballos.
Por estas razones y porque el gusano ya ingresó a Veracruz, un estado netamente exportador de ganado, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, en inglés) suspendió la importación del ganado mexicano “hasta que se alcance” una contención significativa del problema de gusano barrenador.
Como dato, solo en 2024, Estados Unidos importó más de dos millones de cabezas de ganado, la mayoría de ellas (un millón 250 mil), provenían de México.
De ahí que las pérdidas para los ganaderos mexicanos sumen cuatro millones de dólares diarios en promedio, además de las afectaciones a las cadenas de valor y logísticas y, por supuesto, el costo político, mediático y el desgaste que está dejando en el Gobierno de México, cada una de las acciones que está tomando la administración de Donald Trump.
Pocos saben que en nuestro país se ha creado una tecnología nacional para combatir los efectos de la sequía, puesta en marcha hace unos años por la empresa Startup Renaissance,
se trata de la inyección de núcleos de condensación a partir de yoduro de plata, para propiciar que las nubes generen precipitación.
Así, en 2021 inició operaciones de estimulación de lluvias con el auspicio de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la Comisión Nacional de las Zonas Áridas y con la participación de aviones de la Fuerza Aérea Mexicana de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Desde ese año y hasta 2024 la estimulación de lluvias permitió llenar presas y abrevaderos, además de generar humedad en los suelos y disminuir así los efectos de la sequía en el sector primario.
Lamentablemente, ni el gobierno federal ni los gobiernos estatales se han acercado de nuevo a esta empresa, para enfrentar una sequía que se avizora muy preocupante, particularmente para Baja California, Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango y Coahuila, donde las presas de almacenamiento se encuentran en niveles críticos por debajo del 10 por ciento y con el desgastante compromiso de volver a pagar importantes volúmenes de agua a Estados Unidos.
Viene un 2025 ya pronosticado como seco, ¿vamos a esperar a ver quién toma la iniciativa?
LUIS P. CUANALO ARAUJO
Especialistas-Empresario del sector agropecuario
Presidente del Colegio de Ingenieros Agroindustriales de México, A.C