Como cada año, el pasado 3 de mayo se conmemoró el Día Mundial de la Libertad de Prensa, fecha que nos convoca a reflexionar sobre la importancia de la labor de la prensa, más aún en el contexto actual de nuestro país, en el que ejercer la noble profesión periodística es sumamente peligroso, siendo México el país “más mortífero del mundo” debido a la cantidad de periodistas asesinados durante el último año, de acuerdo con Reporteros Sin Fronteras.
Los riesgos a los que se enfrentan los periodistas en el día a día son diversos; con el uso cada vez más intensivo de las tecnologías, el ámbito digital ha pasado a ser uno de los escenarios de mayor combate hacia la prensa, traspasando así los riesgos de lo físico a virtual.
Por ello, el tema abordado este año por la UNESCO en conmemoración de dicho Día fue el “Periodismo bajo asedio digital”, haciendo énfasis en cómo los avances tecnológicos que han derivado en la vigilancia digital, el desarrollo de la inteligencia artificial y la recopilación de información a través del Big data, afectan al periodismo, a la libertad de expresión y a la privacidad.
Y es que, de acuerdo con Artículo 19, los ataques digitales en contra de los periodistas y medios de comunicación han aumentado al grado de que una de cada tres agresiones ha ocurrido en lo virtual; donde, además, los ataques por motivo de género también cobran relevancia, pues el 20.5% de estos tienen por objetivo a las mujeres periodistas.
Los ataques que se presentan en el plano digital pueden ser de todo tipo, y entre los que se dirigen a los medios de comunicación en general destacan los ataques de denegación de servicios (DDoS), que se obtienen mediante la saturación de la página web del medio de comunicación, logrando “tirar la página”, lo que genera que la información ahí publicada sea imposible de ver por los usuarios.
A esto sumamos los ataques dirigidos a los periodistas en particular, un ejemplo es el uso del conocido software denominado Pegasus, a través del cual se espió a diversas figuras públicas, entre ellos periodistas, violando su privacidad, la de sus fuentes, así como su seguridad e integridad física, atentando así en contra del libre ejercicio del periodismo.
Por si fuese poco, los periodistas también son objeto de otro tipo de ataques directos a través de las redes sociales: mensajes de acoso, desacreditación, discursos de odio y amenazas directas, que, además, en muchas ocasiones se presentan de manera anónima, haciendo que estos ataques sean más difíciles de investigar y con un grado de impunidad más alto.
Ante un panorama como este, es indudable que el mundo virtual debe ser objeto de una profunda reflexión para encontrar soluciones a estas y otras problemáticas. En ese contexto, la UNESCO subraya la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en las plataformas de internet, al considerarlas como una oportunidad para encontrar soluciones al riesgo de los derechos y libertades ciudadanas.
Por ello, es más que pertinente que como sociedad reflexionemos sobre lo que debemos hacer para que los avances tecnológicos no se conviertan en una amenaza para la libertad de información. Por un lado, es vital concientizar sobre los peligros y los cuidados que debemos tener como usuarios de estas herramientas tecnológicas, principalmente para las nuevas generaciones que crecen de la mano de los smartphones, redes sociales y entornos virtuales.
Desde luego, no basta únicamente con ser conscientes de nuestra titularidad del derecho a la información o del derecho a la privacidad –fundamentales en el contexto actual–, pues debemos conocer también los mecanismos para ejercerlos.
Desde la cancha de las autoridades también hay mucho por hacer. Por un lado destaca la falta de una legislación en nuestro país que haga referencia a la materia digital. Los avances tecnológicos obligan a generar una revisión profunda de la legislación actual y, desde luego, de la posibilidad de crear nuevas leyes en la materia que protejan los derechos esenciales detrás de estas herramientas tecnológicas: la libertad de expresión, el derecho a la información y la privacidad.
Por otro lado, es innegable la urgencia de garantizar la seguridad de las y los periodistas, tanto física como digital, ante los nuevos peligros que se enfrentan en su quehacer cotidiano en un mundo cada vez más digitalizado, así como la procuración de justicia ante los lamentables ataques que siguen en aumento.
Sin libertad para ejercer el periodismo no podemos asegurar medios de comunicación libres e independientes, y sin ellos, no existirían las garantías para ejercer nuestro derecho a saber. Es por ello que defender al periodismo es también defender los derechos a la libertad de expresión y al acceso a la información consagrados en nuestra Constitución. Por ellos, hagamos lo que nos corresponde.