Columnas
El camino no fue nada sencillo. Estamos hablando del proceso interno de Morena en Chiapas. Como sabemos, el ejercicio vivió muchos matices y, en un determinado momento, el desarrollo se encumbró en la guerra sucia y la descalificación que muy a menudo pasan en este tipo de procesos. Pasó, por supuesto, la etapa más crítica luego de que la dirección del partido tomara decisiones. Eligió bien; ratificó la demanda del pueblo que expresaba su voluntad en todos los ejercicios de evaluación a priori. El resultado, como se sabe, fue positivo para Eduardo Ramírez, senador de la República por Morena y, actualmente, ratificado por el órgano colegiado como el único precandidato del lopezobradorismo.
Debemos recordar que, durante ese lapso previo, Eduardo Ramírez fue víctima de la difamación y los más perniciosos mecanismos que, al fin y al cabo, intentaron descarrilar del juego interno por la candidatura. Era notorio que, desde muchos flancos, trataron de mermar sus aspiraciones legítimas de competencia. Aunque él, en efecto, siempre se mantuvo sereno. Por un lado, siguió sus recorridos y, con ello, sostuvo el paso dominante en los ejercicios de evaluación. Eso, en el fondo, significó como un axioma para el pueblo chiapaneco que fue justo, plural y democrático en su voluntad.
Nosotros, desde ese punto de vista, siempre dijimos que la única tarea de la dirigencia era ratificar la voluntad de las mayorías. De hecho, el partido estuvo a merced de la fuerte presión, sin embargo, no flaqueó y, con ello, dio el gran paso a la democratización de los estatutos y la declaración de principios. En una democracia participativa es así: se impone el poder popular que, bajo el instrumento de la encuesta, tomó su determinación. Hay, de hecho, una cantidad importante de metodologías que fundamentan ese hecho. Eduardo Ramírez, en cada una de ellas, se impuso de manera categórica. Incluso, esa misma lógica, ya hemos hablado en otros momentos, es semejante. O sea, tiene el mismo común denominador: el Jaguar es ampliamente favorito para ganar las elecciones el próximo año.
Desde esa concepción clara, Eduardo Ramírez será el próximo gobernador constitucional de Chiapas. Todas las encuestas, de hecho, ratifican la ventaja y, de paso, han llegado a la misma conclusión: el Jaguar gana en cualquier escenario tres votos a 1. En efecto, siempre hemos estado convencidos de ese hecho y, hoy más que nunca, ratificamos lo inexorable de todas las metodologías que favorecen y que, por supuesto, resulta importante ir considerándolo como una situación que muy pronto será una realidad.
Todas las piezas se están uniendo y los planetas se han alineado a favor de Eduardo Ramírez en Chiapas. De hecho, hasta hoy sigue siendo el coordinador de los senadores de Morena y presidente de la junta de coordinación política de la Cámara Alta. Sabemos que, en ese sentido, es cuestión de días para que se oficialice su renuncia para meterse de lleno al proceso de precampaña y, no hay duda de ello, ha construido su programa de gobierno. No sé, aunque me da la impresión de que Ramírez ya trabaja en las directrices de la transición política que vivirá Chiapas. Incluso, Rutilo Escandón, gobernador constitucional, no tengo duda, prepara las condiciones para la entrega ordenada a lo que será, a partir del próximo diciembre, la administración que encabezará el Jaguar Negro.
A Eduardo Ramírez, de hecho, lo hemos visto muy a menudo en Chiapas. Este proceso, una vez que concluyó la encuesta, ha servido para integrar a todas las fuerzas que simpatizan con la izquierda. De igual forma, a sectores sociales que, simple y sencillamente, les atrae lo que puede llegar a construir Ramírez para el próximo sexenio. De hecho, la figura del Jaguar, políticamente hablando, es una palanca de impulso para Claudia Sheinbaum. Es, en efecto, el motor que alimenta gran parte de la intención del voto que, por supuesto, ha superado a muchas entidades federativas y Chiapas, en este momento, promedia el mayor número de intenciones del voto con más del 60%, seguido por Tabasco.
Eso habla del liderazgo consagrado de Eduardo Ramírez y de lo que será, no tengo duda, una elección cantada a favor del Jaguar para ser el futuro gobernador constitucional de Chiapas.