Columnas
Es curioso: camina como pato, hace como pato, tiene forma de pato, su historia es la de un pato, y le quieren llamar jaguar.
Si algo queda claro es que los autócratas (en México no hace mucho se fue uno del poder aunque muchos dicen que sigue y seguirá vigente), no engañan con la verdad, es decir siempre dicen lo que piensan y lo que van a hacer.
Muchos colegas de la opinocracia y "expertos" se han deshecho las neuronas imaginando lo que va a pedir el inminente presidente de Estados Unidos a partir del próximo 20 de enero, Donald Trump, como si no lo conocieran, en la "revisión" que harán del tratado comercial de América del Norte, vigente entre México-Estados Unidos y Canadá, y que tiene fecha de revisión para el año 2026.
Trump no va a revisar el T-MEC, no le interesa así lo haya firmado; otra de las características de los autócratas es su cinismo y egolatría, aquí en México el que se acaba de ir se burló hasta que se cansó de las masacres, y no le pasó nada sino por el contrario.
A Donald Trump simple y sencillamente no le interesa revisar nada, quiere un nuevo tratado a su conveniencia, las reglas del juego cambiaron mucho desde 2018 a la fecha.
Y claro, no faltarán los bravucones baratos tratando de asustar con el petate del muerto al hombre naranja, diciendo que le saldría carísimo romper el T-MEC; y el hombre naranja responderá con una sonrisa de oreja a oreja, porque le importa un carajo el supuesto costo, un sonrisa igual de burlona a la que retumbó acá en Palacio Nacional sobre las masacres en el país, esas que por obra y gracias del espíritu santo se acabaron a partir del 1 de diciembre del año pasado.
Que quede claro, no habrá revisión del T-MEC ni renegociación, si quieren y aceptan México y Canadá habrá un nuevo tratado que convenga a los intereses del inquilino de la Casa Blanca y sus secuaces, si no quieren pueden hacer lo que quieran.
Trump viene con todo, ya lo está demostrando con los nombramientos de su gabinete, y todo es todo.
Pero claro, en este país en el que los políticos dicen cualquier cosa y la gente ignorante controlada antes con un refresco y una torta cada 6 años y hoy con una dádiva en forma de pensión bimestral o trimestral, será fácilmente convencida de que nuestros gobernantes harán una gesta heróica y conseguirán lo mejor para México, el negocio del siglo.
Así se le dice ahora a la genuflexión, porque si algo queda muy claro es que al que le saldría carísimo terminar con el T-MEC sería a otro país.
No decimos nombres para que no se enojen en ninguna parte pero en ese país se dice que se vive una gran transformación, que la gente está divinamente feliz, que les va requetebien y que ya no existe la corrupción, vaya les ha ido tan bien que en unos cuántos años pasaron de tener un sistema de salud destruido, a superar al sistema de salud de Dinamarca y convertirse en el mejor del mundo mundial. Veremos si sus gobernantes resisten la marea trumpista que se viene.