La lucha contra el coronavirus se da en varios frentes: El de la salud, que incluye dar equipo suficiente al personal sanitario; el económico, que ante el cierre de ciudades y países en el mundo han caído como piezas de dominó empresas y empleos; pero también está el frente de los necios e incrédulos, aquellos hombres y mujeres que a pesar de los más de 4 millones de casos en el mundo, los escuchas decir: “Son inventos del gobierno, es para manipularnos, eso no existe, yo no veo los muertos, y la clásica de –a mí no me va a pasar nada–”.
En este último frente se incluyen a algunos gobiernos que no le han dado la importancia necesaria y han actuado de forma irresponsable y tardía. Ahí está el caso de Nicaragua y su dictador Daniel Ortega, la necedad del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, de estar en contra del Quédate en casa, o Donald Trump que en los últimos días se han reportado casos cercanos a él y ni así es capaz de mostrarse con mascarilla, como si por ser simplemente Trump lo excluyera de contraer el virus.
Ya que estamos con el mandatario estadounidense, otro de los frentes es la xenofobia, y vaya que lo demostró al callar literal a la periodista de la cadena CBS Wija Jiang ¿su pecado? Ser de origen chino y es que yo veo a un presidente desesperado porque los números no le favorecen ante las elecciones presidenciales, y lo más importante, no ha logrado el control de la pandemia en su país y en eso van miles de vidas de por medio. El acusar a China no cambiará este terrible panorama, las amenazas no sanan personas.
Y es que el próximo reto para el mundo. Es el de mantener el control de la pandemia, disminuir el número de contagios y muertes y tener una reactivación de la economía responsable en el sentido de que la prioridad sea la salud de la gente, en la que, por cierto, atrás quedaron esos gobiernos “paternalistas”. Es momento de que como sociedad no bajemos la guardia a pesar de la “relajación de medidas” y hacer ya un nuevo estilo de vida, el cuidarnos porque sí. El regreso a nuestra nueva realidad, pende de hilos y ahí nosotros tenemos ese poder.
Confinamiento real.- Medios británicos hablan de la larga ausencia que vendrá y, nunca vista en sus 68 años de reinado en eventos públicos de la reina Isabel II por el Covid-19 que, por obvias razones, es imposible que esté cerca de la gente en estos momentos. A sus 94 años, la reina está más segura en su confinamiento, y ha delegado más presencia a los duques de Cambridge. Lo que sí no veo, aunque existan algunos “cuervos rondando”, es que la monarca piense abdicar. Ella, está claro, morirá siendo reina.